Aquí andamos, todavía deshojando la margarita si lo
que se fraguó en la videoconferencia del Eurogrupo el sábado fue un rescate o
no. Rescate..no rescate, rescate….no
rescate, rescate…
Confieso que cuando me puse a escribir el sábado por
la mañana, todo eran malos presagios acerca de lo que podía salir de la
anunciada reunión. Yo esperaba una cornada fuerte. Pensaba incluso en un nuevo noventa y ocho. Cuando ya a última hora
de la tarde se empezaron a saber los resultados -los definitivos parece que
tardaremos aún en conocerlos, porque esto va lento- comenzó la disputa terminológica.
Lo cierto es que me sentí más aliviado. Ya en aquél momento aposté por un
término: #norescate (para los que no lo conozcan, fórmula tuitera) Luego se han
conocido nuevos detalles que me hacen dudar.
Lo que es indiscutible es que esta operación tiene poco que ver con las llevadas a cabo en
Grecia, Irlanda o Portugal, que son el referente que tenemos como rescate
humillante, en el que en los países afectados se impone una especie de
protectorado económico que afecta gravemente a su soberanía nacional. Esto era
lo realmente temido y lo que se pretendía por parte de algunos países de la Eurozona.
Por eso me agarré al siguiente criterio: si hay troika es rescate, si no hay
troika no es rescate.
Al final troika, lo que se dice troika, no va a haber,
pero a lo peor hay una troikita,
limitada a controlar lo que se hace en el sector financiero. ¿Podríamos
llamarlo entonces rescatito?
Por lo demás parece que el Gobierno, no sin
dificultades y presiones, sacó un buen
acuerdo, dadas las circunstancias del momento, obteniendo una financiación
necesaria en condiciones ventajosas. Por mucho que quieran ensombrecerlo los
agoreros interesados, esto es difícilmente refutable. Desde el punto y hora que se decide acometer
de una vez por todas el saneamiento de nuestro sistema financiero, el dinero
para llevarlo a cabo hay que sacarlo de algún sitio, y en los mercados estaba
imposible. Hay quienes cuestionan la ayuda porque niegan que haya que salvar a
la banca con dinero público, pero este es otro debate. Por otro lado están los que andan todo el día quejándose de la tiranía de los mercados y ahora protestan
también por las condiciones que pueda imponernos la política europea. ¿En qué
quedamos?¿Tragamos con los mercados o buscamos otras vías? ¿O es que pretenden
que el dinero, unos u otros, nos lo regalen?
Porque condiciones al préstamo las hay, eso está claro,
puesto que ya las había antes, y las va
a seguir habiendo: cumplir con las reglas de la unión económica y monetaria y
los objetivos de déficit. La diferencia está en si nuestros socios confían en
que nuestro Gobierno cumpla esas reglas, o no se fían, y entonces toman ellos
directamente las riendas. De momento han dado un nuevo margen de confianza y un
espaldarazo a lo hecho, pese a algunos patinazos, hasta el momento. Pero que
nadie piense que nos podemos parar aquí.
Ahí está la prima, la tía, que no baja, para recordarlo. Son muchas aún las reformas
pendientes, hasta hacer un estado verdaderamente viable, que preste los
servicios necesarios sin asfixiarnos a
los ciudadanos con exigencias impositivas y que permita a los inversores
recuperar la confianza en nuestra economía. Para ello hay mucha grasa que
quitar y mucho músculo que definir. Dicen que Rajoy hace deporte todas las
mañanas. Después del susto de la situación crítica vivida el sábado, tiene que
seguir haciéndolo. No sea que a pesar del balón de oxígeno recibido, dentro de
unos meses tengan que venir de verdad a hacernos un rescate con todos sus
avíos.
Me gusta tu blog
ResponderEliminarMe alegra mucho que así sea. Pero al mismo tiempo me hace sentir la obligación de seguir escribiendo, y no defraudar. Acepto, de momento, el reto, pero si me desvío espero que también me lo digas.
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