martes, 29 de mayo de 2012

SOLO FALTA LA STASI


La disparatada situación que estamos viviendo en la cinco veces centenaria  Universidad de Sevilla en estos días de “parón” es buena muestra de cómo determinadas libertades colectivas, mal entendidas, son contrarias e incluso incompatibles con los derechos y las libertades individuales.
En su día, los revolucionarios franceses vieron este peligro y declararon  la interdicción de los fenómenos asociativos (edicto Turgot,  Ley Chapellier), recelosos del efecto que estos podían tener sobre los recién conquistados derechos de la persona. Desde nuestra perspectiva actual resultan chocantes estas prohibiciones, pues el derecho de asociación y de actuación colectiva están ampliamente reconocidos desde las más amplias esferas de los derechos humanos, hasta el concreto ámbito laboral y en otros muchos. Pero una cosa es que los individuos libremente se organicen para la defensa de sus intereses grupales, y otra cosa es que de esa actuación concertada pueda derivarse la anulación del derecho individual.
Esto último quizá sea permisible en un régimen político de tipo colectivista –que tanto parecen añorar algunos-, pero en un sistema democrático liberal –únicos adjetivos que casan bien entre sí sin hacerse daño-  no puede ser así.  Ningún acuerdo colectivo por mayoritario que sea puede ir en contra de  derechos individuales básicos.
Por eso, en nuestros ordenamientos laborales, se defiende tanto la libertad de sindicación, como también lo que conocemos como el “derecho de afiliación negativo”, esto es, el derecho a no afiliarse a ningún sindicato, sin que ello pueda tener consecuencias negativas para quien así lo decida. En cuanto a la regulación del derecho de huelga, tanto ha de respetarse este como el derecho al trabajo de los trabajadores no huelguistas.
En la Universidad de Sevilla hoy asistimos a una situación en que al amparo de una delirante regulación –un reglamento interno de una universidad pública que permite la conculcación de derechos constitucionales-, y con la ayuda de una  permisiva actitud por parte de las autoridades académicas –que no han puesto celo alguno en el control del cumplimiento de los requisitos exigibles por la propia norma-  nos encontramos con que por la acción de unos cuantos agitadores y manipuladores profesionales se tiene secuestrada a toda la comunidad universitaria que no puede ejercer libremente sus derechos,  mientras ellos juegan a la revolución con sus encierros y sus cositas.
Tenemos el ejemplo de la vecina UPO, en la que se dice que el seguimiento del paro, de carácter voluntario,  ronda el 56%. Es decir, muy escaso si descontamos el volumen habitual de inasistencia a las clases.
Aquí sin embargo no pueden impartirse clases, ni realizarse evaluaciones, ni siquiera tener  tutorías. Paradójicamente las bibliotecas sí siguen abiertas. Es decir, que lo que básicamente se impide es la actividad de contacto y comunicación profesores-alumnos, algo que creo pertenece incluso a la esfera más íntima de los derechos de la persona. ¿Puede ser peligroso que me vean hablando con algún alumno,  no vaya a ser que se interprete como una  violación del “parón”? Dice hoy el periódico que algunos los hacen clandestinamente. Yo no me atrevo. Sólo falta la Stasi acechando por el campus.

sábado, 26 de mayo de 2012

LA PITADA


Le oí una vez decir a José Bono que España es simplemente lo mejor para los españoles. Creo que esta apreciación es acertada. Más allá de cuestiones históricas, jurídicas o incluso sentimentaloides, la defensa de la nación española y su unidad es racional, y si se quiere, utilitariamente,  lo que más conviene a los ciudadanos que formamos parte de ella, que al fin y al cabo somos lo que importamos, para asegurarnos un mejor presente y futuro. Imaginemos por ejemplo lo que sería de cualquiera de nuestras endebles autonomías en medio de este temporal económico-financiero que nos azota si no fuera porque formamos parte de un país demasiado grande para dejarlo caer.
Lamentablemente hay quien incluso nos ha gobernado pensando que el concepto de nación es algo discutido y discutible. Con lo cual nos encontramos no  sólo con regiones de España en las que se viene fomentado el odio a lo español en las escuelas durante treinta años, sino que en muchos otros ambientes la cuestión nacional se ha contemplado cuando menos con cierto desapego e indiferencia. De manera que hemos dejado el campo libre para que la defensa de la patria sea vista como una  cosa de cuatro loquitos cabezas rapadas y unos cuantos tíos con olor a naftalina.
Así, por el odio de unos y el desinterés de otros, llegamos a una situación en la que me temo que para una gran mayoría del país  España no es más que un equipo de fútbol. Ese equipo para el que además se han inventado un apodo de lo más significativo: “la roja”. Podemos animar a "la roja" sin tener que animar a España. 
Por esa deriva llegamos a espectáculos vergonzosos como el de anoche en el que más que la pitada incluso, me preocupó el interés de las autoridades españolas por que pasara desapercibido el himno nacional, reduciéndolo a su mínima expresión.
En la misma línea me resulta inaudita la polémica levantada por las declaraciones de Esperanza Aguirre -al final la mala de la película- que simplemente se limitaron a reclamar la aplicación del Código Penal, lo cual parecería que debiera  entrar dentro del comportamiento esperable de cualquier autoridad responsable.
Pero claro, si resulta que España es poco más que un equipo de fútbol, ¿quién se va a extrañar o se va a molestar porque los hinchas del equipo contrario le piten el himno?

martes, 22 de mayo de 2012

VACACIONES EN LA US



He escuchado no sé dónde que no sé quiénes habían convocado para hoy día 22 de mayo una huelga  en todos los niveles de la enseñanza  –desde la infantil hasta la universitaria- por no sé qué motivos.
Como supuestamente convocado a tal huelga no he recibido información precisa y detallada por parte de nadie sobre las causas concretas de la protesta ni objetivos que se pretenden con ella, más allá de consabidas consignas ya manidas y, en mi opinión, carentes de sentido.
En cualquier caso no ha hecho falta, porque en la Universidad de Sevilla no ha habido huelga. No ha podido haberla porque los representantes estudiantiles –aprendices de los peores hábitos de sindicalistas y políticos- han convocado una asamblea ¡de doce horas de duración!, lo que ha llevado a las permisivas autoridades académicas a suspender la actividad docente durante toda la jornada. Según informan algunos medios, a la citada asamblea no habrán asistido más de quinientos alumnos de los sesenta mil que tiene la US.
Recordemos que el de huelga es un derecho de los trabajadores –no de cualesquiera otros colectivos- y que su ejercicio consiste en el cese de la prestación de trabajo, que debe realizarse, en cualquier caso, respetando el derecho a trabajar de quienes no deseen secundarla.
Por otra parte, un derecho esencial de los alumnos es el de recibir la formación, que es para lo que están en la Universidad y pagan matrícula. Ese derecho puede a lo sumo ceder ante el ejercicio de otro como el de huelga, pero no en cualquier otra caprichosa circunstancia.
En este caso,  ninguno de esos derechos ha sido respetado: ni el derecho de huelga de los trabajadores que quisieran apoyar la convocatoria, porque no puede cesarse en la prestación del servicio cuando esa prestación  está ya previamente impedida por otra causa; ni el derecho al trabajo de quienes no estuvieran de acuerdo con el mismo, que han recibido directamente la orden de no impartir las clases;  ni tampoco el derecho a  la educación por parte del alumnado que no secunda las movilizaciones emprendidas por sus compañeros, a quienes se ha privado a priori de ese derecho, con independencia de cuál hubiera sido la decisión de sus respectivos profesores en cuanto al paro.
En definitiva, una jugada perfecta para vaciar de contenido una jornada de huelga y convertirla en un día más de vacaciones. Lo cual contribuye, indudablemente, a reforzar el prestigio, la calidad y la excelencia de nuestra Universidad.

sábado, 19 de mayo de 2012

EL REFORMAZO


El señor Griñán se pasó la campaña electoral criticando la reforma laboral aprobada por el Gobierno del PP, imputándole toda clase de maldades, y aplicándole todo tipo de descalificaciones. Contó en esta tarea con la impagable (?) colaboración de sus sindicatos satélites, que hicieron su labor de agitación y propaganda en los centros de trabajo con la escusa de la huelga general convocada, no por casualidad, para sólo unos días después de las elecciones. Por su parte IU hizo lo propio, si acaso corregido y aumentado, y hasta hace unos días el señor Valderas alardeaba de que la reforma laboral no se aplicaría en Andalucía (por parte de la administración pública, se entiende).
Recordemos que la reforma, entre otras cosas, facilita que las empresas, por causas económicas, tecnológicas, organizativas o de producción,  tomen determinadas decisiones de ajuste como reducciones salariales o la modificación de la jornada de trabajo.
Ahora resulta que el bipartito encabezado por los señores Griñan y Valderas lo que va a hacer para reducir el déficit, aparte de subir los impuestos a todo quisqui,  es bajar el sueldo a los empleados públicos de la Junta (hasta un 7% o más), al tiempo que les sube la jornada a unos (7%), mientras que a otros les aplicará una reducción de jornada y correlativa de salario nada menos que del 15%. Esto es, en suma, una aplicación salvaje de la reforma laboral tan criticada, que en cualquier otra circunstancia hubiera sido recibida de forma furibunda por los sindicatos “de clase”. Un “reformazo” en toda regla, que sin embargo ahora parece contar con la comprensión de quienes dejaron hace tiempo de defender los intereses de los trabajadores para convertirse en simples peones del juego político al servicio de sus señoritos.
Si no fuera porque los conocemos ya de sobra, nos resultaría sorprendente que  Griñán y Valderas nieguen a los empresarios la posibilidad de hacer, cuando las circunstancias lo exijan, lo mismo que ellos se aprestan a ejecutar con los sufridos empleados públicos andaluces. Si lo hacen las empresas es un ataque brutal y un atropello de los derechos de los trabajadores. Si lo hacen ellos es que no hay más remedio que hacerlo. Y además es "progresista".
Eso sí, no se toca ni un ápice la estructura que permite el mantenimiento de más de 20.000 enchufados en la Junta, que no se sabe siquiera qué ocupación tendrán, porque  los tribunales están reiteradamente rechazando la posibilidad de que puedan asumir tareas reservadas a los funcionarios. Tampoco salen mal parados los altos cargos, a los que, para escándalo de cualquiera que tenga un mínimo sentido del decoro, sólo se les recorta el 5% de su retribución, cuando habrá funcionarios a los que llegue al 7%. Para esto no sirve el ejemplo de Hollande, que ha rebajado esas retribuciones en un 30%.
Por lo demás queda al descubierto la falacia de que haya otra salida a la crisis, ni que esta se vaya a solucionar subiendo los impuestos a los ricos. Había que ser muy ignorante para comprar esa mercancía, pero si aún quedaban ilusos supongo que ya, de una vez, se  habrán caído del guindo. De la crisis no vamos a salir de otra forma que por la vía del ajuste, que o lo hacemos nosotros o nos lo hacen. Y la vamos a pagar los que estamos aquí y no podemos escaparnos ni de los unos ni de los otros. Todo lo demás que se diga no es más que mentira y demagogia. Tanta que ya llega a un hartazgo más allá de lo soportable, cuando además no dejan de meterte la mano en el bolsillo por todas partes. Ya que parece que es inevitable que nos vayan asfixiando un poco más cada día, que tengan al menos la bondad de hacerlo sin decir  más tonterías.

domingo, 13 de mayo de 2012

SALVAR AL SOLDADO BANKIA


Parece que fue ayer cuando el inefable ZP andaba ufano por los foros internacionales presumiendo del sistema financiero español. El pobre es que no sabía de lo que hablaba, pero alguien se lo habría dicho, y él ¡hala! a fardar por ahí y a reírse del mundo por no tener una institución como el Banco de España y un sistema de regulación bancaria tan preciso como el nuestro. Él, para alivio de los que lo sufrimos, ya no está, pero quien le contó esta patraña ahí sigue. El ínclito MAFO,  puesto unilateralmente por el ejecutivo socialista en el cargo de gobernador  del organismo que debía velar por la salud de nuestras entidades financieras.
La verdad del cuento la sabemos hoy: nuestros bancos están a pique de un repique, nadie se fía de ellos tras tantos embustes -¿se acuerdan de aquello de los test de stress y demás mamelas que hemos venido oyendo?- y lógicamente nadie de fuera va a aportar la financiación que sería necesaria para que llegase  el crédito del que tan necesitadas están nuestras empresas.
Al final, la cuarta entidad del país ha acabado siendo nacionalizada. Ha tenido que ser un gobierno de la derecha quien haya  dado cumplimiento al sueño casi erótico de tantos socialistas en las noches de cualquier estación del año. No se quejarán. Ellos que tanto han achacado la crisis a la falta de regulación del negocio bancario –cuando es la actividad económica más regulada de todas-  resulta que quien falla es el controlador que tiene que hacer cumplir esa regulación. Por supuesto que también falla la pericia y la  moralidad de muchos gestores –más en el caso de los políticos que de los estrictamente profesionales-. Pero ya vemos de qué sirve tanta regulación para evitarlo.
El caso es que ahora a Bankia, y quien sabe si a otros más, hay que salvarlo como sea. Y alguna gente se escandaliza porque se destine dinero para salvar a los bancos y haya sin embargo que hacer recortes en educación y sanidad. Conviene no engañarse y no caer en la demagogia. Ayudar a Bankia no es ayudar a los banqueros –no estaría de más que alguno vaya a la cárcel, si ha lugar-, es salvar nuestra economía. Sin esa economía no hay estado de bienestar que valga. Nacionalizar un banco no es algo que entre en mis preferencias de lo que debe hacer un gobierno. Tampoco las ayudas públicas.  Pero no hagamos falsas disyuntivas  bancos-estado de bienestar, porque sin los primeros no hay de lo segundo.


jueves, 10 de mayo de 2012

EL FISCAL


Lo más destacable en la toma de posesión del nuevo ejecutivo andaluz, aparte de los tontos del imperativo legal -no lo digo yo, lo dice el maestro Javier Caraballo- ha sido sin duda la intervención estelar del nuevo Consejero de Justicia. Igual que hay jueces estrella, el ministerio público no quiere ser menos y también tiene sus fiscales estrella (recordemos por ejemplo la famosa fiscal Olga “valeyá” del caso 11M).
        En esta ocasión ha sido el fiscal Emilo Llera -voluntaria o involuntariamente, porque es que los periodistas hacen demasiadas preguntas y el hombre no está acostumbrado- quien ha acaparado el protagonismo mediático.
      Vaya por delante que conozco personalmente al fiscal Llera y me merece la mejor opinión. Pero esto no quita para que exprese la sorpresa que me producen sus manifestaciones en el mismo día en que se ha hecho cargo de la Consejería. En primer lugar acerca de la juez Mercedes Alaya. Dice Llera que como jurista no comparte algunas de sus decisiones en el caso EREs. Me sorprende, digo, porque yo como jurista no tengo opinión sobre la actuación de Alaya, en tanto carezco del conocimiento detallado del asunto como para emitir cualquier parecer jurídico al respecto. Puedo tener una opinión como ciudadano, pero como profesional del derecho no me permitiría hacer juicios técnicos de aquello que sólo conozco por la prensa. Entonces me pregunto ¿tiene o no tiene Llera conocimiento del caso EREs y por qué? Él ha negado que haya tenido que ver en el caso como fiscal, con lo cual me cuestiono cómo puede formarse una opinión como jurista. ¿Una ligereza?.
        El otro tema es el de la Ciudad de la Justicia. Como Llera no es político no le va el papel de andar enredando y diciendo tonterías sobre el asunto. Pero también me sorprende que deje las cosas claras tan pronto y de forma tan tajante, cuando ni siquiera se ha sentado aún en su nuevo despacho de Consejero. Cabe por tanto preguntarse si su postura obedece a un análisis y estudio serios del proyecto y sus circunstancias, que no lo parece, o más bien a una consigna marcada ya desde el inicio en la agenda oculta del pacto socialcomunista de que “a Zoido, ni agua”. ¿O quizá otra ligereza? Pues si es así, ¡sí que va ligero el Consejero!.

sábado, 5 de mayo de 2012

MEMECES Y MENTIRAS


Cuenta Dante en la Divina Comedia que en el dintel de las puertas del infierno está escrito: 'Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate'. (Vosotros los que entráis, perded toda esperanza). Es lo mismo que podemos decir hoy los andaluces tras asistir al debate de la nueva  investidura del Presidente Griñán. Olvidémonos de cualquier expectativa de mejora en medio de este  agujero negro al que nos ha conducido nuestra democrática elección.  El gran derrotado en los comicios de marzo, que sin embargo ha conseguido permanecer en el poder gracias al apoyo, vergonzante  incluso para parte de su militancia,  de IU, ha ratificado en sede parlamenteria que no tiene nada nuevo que ofrecer.  Por si alguien aún albergaba alguna duda, el debate ha dejado claro que la principal ocupación del cogobierno socialcomunista no será la de intentar resolver los problemas de los andaluces, que está archidemostrado por la experiencia de más de treinta años que no los van a resolver, sino la tarea de oposición a la labor del Gobierno de la nación, e incluso, a poco que puedan, ¡al de Angela Merkel!, convertida en blanco  preferido de las invectivas de la izquierda, al estilo que lo fuera en su día Margaret Thatcher, por encima incluso de nuestra Esperanza Aguirre.
En esa tarea habrá, según se vislumbra, un reparto de papeles entre los dos socios: uno dirá las memeces y otro las mentiras.
Porque memez, políticamente hablando, es decir, como ha hecho Valderas,  que acata las leyes por imperativo legal. Todos los ciudadanos lo hacemos ¿Creerá el sr. Valderas que los contribuyentes pagamos al fisco por otra cosa que no sea el imperativo legal? ¿Creerá el sr. Valderas que la mayoría de los andaluces aceptamos que él sea Vicepresidente de la Junta por otra cosa que no sea el imperativo legal? Es lo propio del Estado de Derecho, en el que imperan las leyes en lugar del capricho de cualquier chalado que ocasionalmente alcance el poder. Como memez es decir que cumplir con los compromisos internacionales asumidos con nuestros socios europeos es hacer “seguidismo de Bruselas”. Vayan apuntando las perlas, que la legislatura promete.
Como mentira es decir, como ha dicho Griñán, que los “recortes” que se apresta a aplicar en educación, aunque no haya tenido el valor de explicitarlos, vienen  obligados por el Gobierno central. Ya hemos comentado en este blog cómo el aumento de la ratio de alumnos por clase o de horas lectivas a los docentes sólo se contemplan como posibles medidas a adoptar por las Comunidades Autónomas, sin que tengan por tanto, en este caso, carácter imperativo. Galicia, por ejemplo, ya ha dicho que no las aplicará, porque prefiere ahorrar en otros capítulos. También hemos apuntado algunas alternativas a esos recortes (Canal Sur, por ejemplo), que lógicamente Griñán ni se plantea. Él prefiere seguir en lo que mejor sabe hacer: mentir a los andaluces y distraer sobre  sus responsabilidades.


martes, 1 de mayo de 2012

POLÍTICOS LEVITADORES


Una de las características peculiares de nuestro sistema es la presencia de políticos entre visionarios y pintorescos, en proporción más propia de  regímenes tercermundistas  que de lo que es aconsejable en las democracias occidentales  asentadas. A algunos se les ve a la legua. Visten “palestinas” de diversos colores, que al parecer la coquetería no está reñida con la revolución. Otros fuman en pipa, algo tan en desuso hoy en día, en tiempos, además, de persecución contra el tabaco. Pero también los hay que usan corbata, aunque siempre mal anudada, no se sabe si por falta de habilidad, o como detalle de cuidado desaliño, no vayamos a confundirnos. Característica común de todos ellos es el tono habitual de su discurso, entre místico y alucinado, basado siempre en su visión ideológica por más que esta sea desmentida por la realidad.
Uno de estos políticos  es el que fuera nada menos que Presidente del Parlamento de Andalucía, y que, pese a liderar una fuerza minoritaria,  está llamado otra vez a altas tareas en el nuevo tiempo político, como gusta decir al personaje, que ahora se abre.
Este señor, que se tuvo que ir a un notario a firmar sus compromisos electorales a ver si alguien se los creía –y algunos picaron- le ha durado su empeño contra la corrupción el tiempo que ha tardado en llegar a un apaño de reparto de poder con uno de sus mayores responsables, cuando menos a nivel político, en Andalucía. “Griñán tendrá que asumir sus responsabilidades si es imputado por la juez Alaya”, ha dicho. ¿Y usted sr Valderas, llegado el caso, asumirá la suya por apuntalar en el poder a quien perdió las elecciones, poniéndose de perfil ante el encarcelamiento de nada menos que uno de sus  exconsejeros, y a sabiendas de que esa imputación es más que probable? ¿No considera usted suficiente la responsabilidad política, que a día de hoy es perfectamente patente? ¿Quiere usted hacernos creer que va realmente a indagar en esas responsabilidades de su socio de gobierno a través de la comisión de investigación que ha pedido ya en el Parlamento, aún a riesgo de que se le estropee el negocio?
Lo grave de estos tipos es que son capaces, en su alucinación ideológica, de construirse  su discurso justificativo y, lo que es peor, creérselo. Y transitar así por la vida, por ejemplo, dándoselas de adalides contra la corrupción aunque se conviertan en cómplices o encubridores de ella. El esfuerzo de autoconvencimiento debe ser arduo, y la concentración tan intensa que es posible que lleguen incluso a la levitación. Sólo así se explica. Si Valderas no fuese un “levitador” sabría perfectamente que no puede uno sentarse sobre la mierda y no mancharse.