sábado, 31 de marzo de 2012

TARDE DE EXPECTACION, TARDE DE DECEPCION


Tomo el dicho taurino, que pido prestado de su blog  a mi amigo Ignacio Sánchez-Mejías,  para expresar lo que fue la jornada electoral del pasado domingo en Andalucía.

Se había generado tanta expectación en torno a la posibilidad de un cambio político en nuestra comunidad, que la decepción para los que lo esperábamos, al conocer el resultado de los comicios, fue directa y exactamente proporcional.

No creo que los andaluces  seamos muy diferentes del resto de los españoles. Deberíamos de huir por tanto de análisis incluso insultantes para nosotros  del tipo “la gente es ignorante”, “la mayoría no quiere trabajar”, “estamos rodeados de corruptos”, etc.

Lo cierto es que el partido que gobierna la autonomía desde hace más de treinta años ha creado un sistema de utilización de los recursos públicos en beneficio del poder que ha contribuido en gran medida a adormecer y amordazar la conciencia crítica de los andaluces, con la inestimable ayuda de la maquinaria de propaganda de sus medios de comunicación. La red clientelar y de intereses formada por los socialistas es tupida y se extiende a lo largo y ancho  de la geografía andaluza, constituyéndose en una  fuerza muy difícil de neutralizar.

Pero seamos serios. No podemos esperar que quienes se benefician directa o indirectamente, o simplemente se perciben como beneficiarios, de ese estado de cosas, se vayan a hacer el harakiri en un arrebato de moralidad en beneficio del interés general. No están los tiempos para heroicidades, y los que viviendo al amparo del régimen se han visto en la peligrosa tesitura de tener que dejar de hacerlo han puesto toda la carne en el asador para que esto no ocurriera, importándoles un bledo el espantoso hedor que emana de los distintos departamentos de la administración andaluza inundados por los  casos de corrupción. Es humano y es comprensible. No se puede pedir otra cosa.

Las culpas hay que buscarlas en el otro lado. En el lado de quienes no disfrutamos del régimen, sino que lo sufrimos y sufragamos. En la balanza de la responsabilidad de la permanencia de una sola fuerza política en el poder durante tantos años hay que ponerla fifty-fifty en el platillo  del sistema implantado por los socialistas y en el de la incapacidad del resto de la sociedad andaluza para articular una alternativa con la suficiente fuerza y cohesión para luchar contra tamaño adversario.

Esta vez sí parecía que se había conseguido aglutinar a una mayoría importantísima del electorado en torno a unas siglas, no sólo por lo que dijeran las encuestas, sino por la experiencia de recientes consultas. De ahí el gran chasco. El partido que en las elecciones generales del 20N sumó casi dos millones de sufragios, ahora se quedó en poco más de un millón y medio. Que si la campaña, que si la confianza, que si las medidas del gobierno central, que si el candidato…Cada uno tendrá sus razones, pero es ahí donde está la clave. No hubo trasvase de votos, ni siquiera a favor de otras opciones que también podían haber coadyuvado al cambio. Simplemente unos cuatrocientos mil electores -nada más y nada menos- a los que se esperaba en las urnas se quedaron en su casa. Cada uno deberá analizar si el motivo de no votar era de tanto peso como para preferir el escenario que ahora se presenta.

El resultado, a mi juicio, no puede ser peor. Del camino seguro hacia la nada que nos garantizaba el PSOE hemos pasado al camino hacia el abismo que nos aguarda con IU. Habrá sin embargo quienes piensen lo contrario. Pero hay algunas cuestiones que resultan menos opinables, a saber:

Mayoritariamente se votó por el cambio, y sin embargo todo apunta a que van a seguir gobernando los mismos.
El partido que mayor castigo sufrió en las urnas, con  una pérdida nada menos que de nueve escaños, va a salir prácticamente indemne en términos de poder, de lo cual incluso hace obscena ostentación pública con representación gráfica del reparto del pastel incluida.
El programa y partido que mayor apoyo recibieron fue el del centro-derecha, y sin embargo, si algún movimiento se puede esperar es hacia la extrema izquierda.

La ley y la aritmética parlamentaria lo  permiten. Pero está claro que estas paradojas en nada contribuyen a la mayor confianza de los ciudadanos en el sistema. Antes bien, cada vez son más los que desgraciadamente muestran su desapego e indiferencia, lo cual es muy triste en un país con tan corto bagaje democrático como el nuestro. Sin embargo, no podemos dejar de insistir en que la corrección de esto no puede ser a través de la abstención, sino de la participación. La abstención sólo lleva a dejar las decisiones políticas en manos de otros, que no van a tener ningún reparo en aprovechar lo que se les ofrece en bandeja.

Se ha perdido una oportunidad histórica. Pero no me resigno a pensar que no podamos tener otra. Habrá que seguir trabajando y luchando para intentar corregir este rumbo que indudablemente nos acerca más a Grecia que a Alemania. A  Cuba que a California. Ese día tendrá que llegar. Y no olvidemos que, por terminar con otro dicho popular que alienta mi esperanza, “donde menos se espera, salta la liebre”.

miércoles, 28 de marzo de 2012

“MATONISMO” SINDICAL



 Soy profesor de Derecho del Trabajo desde hace más de veinte años. Algo conozco sobre el derecho sindical en nuestro país  y, a pesar de no estar afiliado a ninguno,  valoro el papel que los sindicatos pueden y deben jugar en un sistema democrático y de libre mercado en la defensa de los intereses de los trabajadores. Lo que no puedo compartir son determinadas estrategias, conductas o actitudes sindicales, más propias de la camorra  que de organizaciones democráticas, que desgraciadamente son bastante habituales por parte de nuestras centrales mayoritarias.

Por ejemplo, en una sociedad como la actual, que no es la del siglo XIX, en el que las asociaciones obreras estaban incluso prohibidas durante largo tiempo, sino que existe plena libertad para su actuación y expresión,  los llamados piquetes “informativos” en las huelgas deberían estar totalmente proscritos. Los sindicatos convocantes de la de mañana han tenido tiempo y medios más que sobrados para informar a todos los trabajadores sobre la convocatoria, sus motivos, la forma como pueden ejercer su derecho, etc. Hoy día a la gente se le informa a través de los medios de comunicación, las redes sociales…Incluso las calles de mi barrio están suficientemente emporcachadas con todo tipo de cartelería, mucha de ella poco menos que incendiaria. Nadie necesita que mañana le informen que hay una huelga y por qué. ¿Se imaginan que el día de unas elecciones hubiera piquetes informativos de los partidos políticos recomendando el voto? ¿A que es inconcebible? Pues aquí debería ser igual. Porque los piquetes informativos son realmente coactivos, aunque sólo sea por la vía de la intimidación. ¿Es o no es violencia el que los trabajadores o los clientes de determinados centros comerciales sean insultados por un grupo de sindicalistas como ocurre con frecuencia en estos casos?¿Es o no violencia el que quinientos individuos se pongan delante de una cochera, impidiendo aunque sea con su sola presencia el normal funcionamiento de los servicios de transporte? En las últimas horas he oído a alguien justificar la existencia de los piquetes por el hecho de que hay empresas que obligan a trabajar a sus empleados. Si esto es así, lo que tienen que hacer esos trabajadores es denunciar a ese empresario, y no tomarse la justicia por su mano, porque eso no está permitido a nadie en un Estado de Derecho. Tampoco a los sindicatos.

Otra cuestión es la de los servicios mínimos. Aunque es una vieja aspiración sindical la de que la fijación de los mismos sea siempre negociada, lo cierto es que nuestra legislación vigente atribuye dicha competencia en exclusiva a la autoridad gubernativa. De ahí que aunque sea habitual un proceso de negociación previa, es a la autoridad competente a quien corresponde establecer los servicios mínimos, que son aquellos tendentes a garantizar el ejercicio de otros derechos fundamentales también reconocidos en la Constitución, al igual que el de huelga. Pues bien, estamos ya acostumbrados a oír que los sindicatos convocantes no se van a responsabilizar del cumplimiento de aquellos servicios que ellos no hayan pactado. Es decir, amenazan con no cumplirlos. Es decir, amenazan con no cumplir la ley, la misma ley en que ellos se amparan para el ejercicio de su derecho. Eso sí, dicho de una forma sibilina, como corresponde al lenguaje mafioso, que no debería ser utilizado por nadie en la vida pública. Tampoco por los sindicatos.

Por último están las amenazas sobre lo que ocurrirá si no se atienden las reivindicaciones de la huelga. Ya he escrito en otra entrada de este blog cuáles son las limitadas aspiraciones que legalmente puede tener una huelga política como la que nos ocupa. Pero nuestros sindicatos mayoritarios también parecen saltarse este pequeño detalle a la torera, y ya advierten de los grandes males que nos esperan y de la escalada de conflictividad social si el Gobierno no rectifica su postura. En una sociedad democrática, los ciudadanos no estamos para chantajes de nadie. Tampoco de los sindicatos. Así es que ya está bien de tanta expresión “perdonavidas” por parte además de unos líderes sindicales que son corresponsables de la calamitosa situación económica que atravesamos tras tantos años de complacencia con las políticas que la han causado.

Con todo esto lo que se crea es un clima en el que la gente que no quiere problemas, simplemente se quedará en su casa por este motivo, no porque apoye a los convocantes. Por eso toda huelga que se desarrolle en estas condiciones es una huelga tramposa. Por eso el gobierno hará bien en hacer oídos sordos a la algarada, sean cuales sean las cifras que se esgriman, y seguir adelante con las reformas que son necesarias para sacar al país de la situación en que se encuentra. 

sábado, 24 de marzo de 2012

VA, PENSIERO...


Estoy en casa, reflexionando, mientras escucho la música del inconmensurable  Guiseppe Verdi. “Nabucco”, por más señas. Ópera sobre la historia del pueblo hebreo desterrado en Babilonia, interpretada en esta ocasión bajo la batuta de Riccardo Muti, al frente de la Orquesta y Coros del Teatro de la Ópera de Roma. Dirección, la del maestro  napolitano, para mi gusto, con un tempo troppo lento, pero políticamente insuperable. Suena el famosísimo coro de los esclavos hebreos, símbolo del ansia de libertad del pueblo oprimido

“Oh mia patria,  si bella e perduta!”

Pienso en Andalucía. Una tierra hermosa, una tierra rica en recursos, con enorme potencial, con una gente estupenda, con un lugar en la historia y en la geografía envidiables…¿Por qué si lo tenemos todo hemos de conformarnos con ser eternamente campeones sólo en paro, en  subdesarrollo, en fracaso escolar…? Hay que preguntarse, con independencia de los episodios de corrupción que se han destapado en los últimos tiempos, por qué Andalucía, en más de treinta  años de autonomía no ha mejorado, en términos relativos, prácticamente en nada, y se mantiene en los puestos de cola en todos los indicadores de progreso en la Unión Europea, a pesar de la ingente cantidad de miles de millones de euros que de Bruselas han venido aquí. Indudablemente la corrupción tiene que ver con ello: los dineros se han destinado a otros fines que no eran del interés general y el bien común. Pero aún si la corrupción fuera algo ocasional y no sistémico, el balance de gestión de todos estos años no puede ser más penoso.

“Oh mia patria, si bella e perduta!….”

Por eso no podemos resignarnos. Andalucía no puede ser por siempre el reino del subsidio y de la ayuda porque no seamos capaces de generar la riqueza necesaria, que la tenemos. Andalucía no puede ser por siempre un lugar en que sólo los amigos de la administración prosperan, al abrigo de sustanciosas subvenciones de dudosa rentabilidad. Andalucía no puede ser por siempre “la pobrecita”  a la que otras comunidades autónomas de España  miran como una carga. Andalucía tiene que ser locomotora, y no vagón de cola. Andalucía no puede continuar en los niveles de degradación de la vida pública a que hemos llegado.

No estamos aquí, afortunadamente, en una situación de opresión política, a pesar de los intentos del poder de amordazar y anestesiar a la sociedad a base de comprar su silencio, como ha ocurrido por ejemplo con sindicatos y patronal mediante la “concertación social”. No tenemos que pedir al Señor que nos de fuerzas para soportar el sufrimiento. Tenemos la oportunidad de dejar atrás las lamentaciones. El cambio es ahora posible en Andalucía, está más cerca que nunca.

“Va, pensiero, sull´ ali dorate……”   canta el coro.

Vuela mi pensamiento sobre alas doradas,  y sueña una Andalucía diferente,  en la que puedan desarrollarse plenamente sus potencialidades,   en la que no todo dependa de una asfixiante administración, que además es nido de corrupción. En la que  de los asuntos públicos se ocupen la gente preparada, que no nos falta, y no los sectarios inútiles de carnet. En la que el clientelismo y el caciquismo pasen definitivamente a la historia. En la que lleguemos a avistar el día en que todos los andaluces puedan vivir de su trabajo, y no de subsidios infamantes. En la que la propaganda hueca y el autobombo sean sustituidos por políticas efectivas de progreso social y económico.

No añoro, como los hebreos en su destierro babilónico,  la tierra que fue. Añoro la tierra que puede ser y, hasta ahora, no la han dejado ser. Tenemos mañana la oportunidad de que empiece a serlo.  No la desaprovechemos. Unámonos todos al canto, como hace el público del teatro romano en la representación, que será un canto de ilusión y  esperanza en un futuro mejor para Andalucía.



jueves, 22 de marzo de 2012

ESTOS SON LOS “DEFENSORES” DE LOS TRABAJADORES



El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha dictado sentencia en el recurso de suplicación tramitado contra la resolución del Juzgado de lo Social nº 3 de Sevilla, en la que se declaraba la nulidad de los despidos de nada menos que siete trabajadores de la empresa municipal Sevilla Global, en la época en que esta estaba bajo el control de Izquierda Unida, durante el mandato del llamado “gobierno de progreso” conformado por PSOE-IU en el Ayuntamiento de Sevilla. 

El fundamento de la nulidad de tales despidos es la vulneración de derechos fundamentales, de los trabajadores afectados, que fueron despedidos por motivos ideológicos, con la excusa de unas supuestas “causas objetivas” no acreditadas, simplemente por 

negarse a cumplir un mandato o instrucción laboralmente ilegítima (...) y dictada por exclusivo “sentido político”….. para ser sustituidos por personal afin de aquel partido político, de IU,”

Como actores principales de tan ejemplar espectáculo aparecen los grandes defensores de la causa proletaria Antonio Rodrigo Torrijos, conocido principalmente por sus aficiones gastronómicas, y Carlos Vázquez, aquél concejal que se enorgullecía de participar en piquetes violentos en la anterior huelga general (sí, la que le convocaron a ZP). 

La sentencia es demoledora para ambos y retrata a estos personajes, a quienes directamente imputa la utilización de la empresa municipal como una “oficina de colocación de los afines”

Estos son a los que se les llena la boca hablando de los derechos de los trabajadores, derechos que sin embargo, los más sagrados, no tienen empacho en vulnerar si esos trabajadores no son de su cuerda. Estos son los que jalean la huelga general contra una reforma laboral que dicen que recorta lo que ellos directamente conculcan. Estos son los que, con la ayuda de sus debilitados colegas de la izquierda, pretenden, para repetir las escenas ya representadas en el Ayuntamiento hispalense, auparse al poder en Andalucía. En nuestras manos está librarnos de tamaña calamidad.

sábado, 17 de marzo de 2012

HUELGA SIN SENTIDO


La huelga es un instrumento de presión de los trabajadores para la defensa de sus intereses profesionales. Habitualmente el destinatario de esa presión es el empresario. Pero en ocasiones también puede serlo el tercero de los actores intervinientes en nuestro sistema de relaciones laborales, cual es el poder político, o lo que es lo mismo, el órgano en que en cada caso este se encarna. Tal es el supuesto de una huelga general, en la que los trabajadores hacen frente  a determinadas decisiones de los poderes ejecutivo o legislativo.
La huelga general tiene por tanto indudablemente un carácter político y como tal, en mi opinión,  es un instrumento que pertenece más bien al s. XIX, cuando los trabajadores, en sistemas de sufragio censitario, no tenían reconocidos derechos políticos, o cuando determinadas corrientes ideológicas pretendían utilizarla como un arma al servicio de la revolución. Hoy día tiene menos sentido en los sistemas democráticos,  en los que la totalidad de los ciudadanos expresan su voluntad en las urnas confiriendo plena legitimidad para la toma de decisiones políticas a los representantes elegidos a tal fin.
Con todo, vaya por delante que las huelgas políticas también son admisibles, siempre que exista un interés laboral en juego. En este sentido, en la huelga general convocada por los sindicatos CCOO y UGT para el próximo 29 de marzo concurre indudablemente ese interés profesional, al tener como pretexto la reforma de la legislación laboral recientemente acometida.
Ahora bien, tampoco se puede olvidar que el ejercicio del derecho de huelga aplicado con esta finalidad sólo puede tener unos objetivos bastante limitados. El Comité de Libertad Sindical de la OIT ha tenido ocasión de pronunciarse en numerosas ocasiones  sobre la legitimidad de la huelga general en apoyo de reivindicaciones en que  pueda apreciarse la existencia de algún interés profesional. Pero al mismo tiempo tiene dicho 

...que la prohibición de huelgas tendentes a ejercer presión sobre el Gobierno y carentes de motivos profesionales no menoscaba la libertad sindical y que las huelgas puramente políticas no caen en el ámbito de aplicación de los principios de la libertad sindical.

Como consecuencia de ambas premisas, el propio Comité concluye

“ que los trabajadores y sus organizaciones deben poder manifestar, en caso necesario,…, su posible descontento sobre cuestiones económicas y sociales que guarden relación con los intereses de sus miembros, siempre que tal acción se limite a expresar una protesta y no tenga por objeto perturbar la tranquilidad pública.”

Por consiguiente, el objetivo de este tipo de huelgas debe limitarse a mostrar el descontento, nunca a pretender doblegar la voluntad del legislador, que en un sistema democrático es el representante de la soberanía nacional.
Con tales premisas se me antoja que la huelga convocada por las centrales mayoritarias en nuestro país carece por completo de sentido. En nuestras actuales circunstancias, cuando hace bien poco la totalidad de los ciudadanos mayores de edad hemos tenido la oportunidad de elegir la orientación política de nuestros gobernantes, y lo hemos hecho otorgando una sólida mayoría absoluta, no es previsible que el Gobierno de la nación vaya a sentirse intimidado por la protesta sindical. Sería tanto como reconocer que las algaradas valen más que las urnas. Por lo tanto, si el único fin lícito de la huelga general no puede ir más allá de expresar una protesta, habida cuenta de que dicha expresión no parece que razonablemente pueda tener efecto sobre el destinatario de la queja, se revela como una medida demasiado onerosa para la economía nacional en la situación casi de emergencia que vivimos, de la que por cierto, los propios sindicatos convocantes pueden considerarse corresponsables.
Pero si estos sindicatos lo ven de otra manera, adelante con la huelga. Están en su derecho y es su responsabilidad. Pero no se pretenda confundir las reglas del juego. Si el  Gobierno, a pesar de la protesta, considera, como es previsible, que debe seguir adelante con la reforma porque es lo que a su criterio conviene al interés general, para lo que cuenta con el debido  apoyo parlamentario, lo único esperable por parte de los sindicatos es la debida  lealtad democrática para, una vez celebrada su liturgia, ponerse a trabajar con el resto de los españoles que queremos sacar esto adelante. Otra actitud, como la persistencia en la escalada de tensión y de conflictividad, podría empezar a no estar amparada por el derecho.

martes, 13 de marzo de 2012

REFORMA LABORAL: DE BRUTAL, NADA


Mi opinión global sobre la reforma laboral, convalidada la semana pasada por el Congreso de los Diputados por una amplia mayoría de la cámara, y que ha sido calificada de "brutal" por parte de los sindicatos CCOO y UGT para justificar su convocatoria de huelga general, podéis verla en mi artículo publicado hoy en Diario de Sevilla "Reforma laboral: ni involución, ni revolución".

Disto mucho, como podréis ver, de compartir el calificativo asignado por las centrales sindicales mayoritarias. Para los que no quieran leer el artículo completo, les resumiré que a mí la reforma, con todos los aspectos criticables que se quieran, me parece valiente y ambiciosa, pero dentro de una línea de moderación. No hay ni involución a tiempos pasados, ni revolución que acabe con el Derecho del Trabajo, ni con los derechos de los trabajadores. Hay más bien una evolución, acorde con lo que son las exigencias actuales de flexibilización de las relaciones laborales, según demanda el marco de la economía competitiva en que estas se desarrollan. Sólo así será posible dinamizar el mercado de trabajo con el objetivo prioritario de crear más y mejor empleo. Enrocarse en rigideces, estas sí, propias de otros tiempos, sí que lleva a la negación del principal derecho, que es el de que todos podamos tener trabajo. Utilizar por lo tanto determinados adjetivos me parece que son ganas de crispar en exceso el ambiente, que a lo mejor es lo que se pretende.  

sábado, 10 de marzo de 2012

LA NIÑA DEL EXORCISTA


Laura Gómiz lo ha aclarado todo. En su declaración ante el Juzgado de lo Social nº 2, en el acto de la vista de la causa por el despido de Cristóbal Cantos y sobre las grabaciones de sus conversaciones con el despedido, en las que claramente, a mi juicio, le presiona para falsificar expedientes, ha manifestado: “Es mi voz, pero no mis pensamientos”.  No soy yo, es alguien que habla por mí y me hace decir cosas feas. Ahora va a resultar que la tal Laura Gómiz es la niña de la famosa película “El exorcista”, ya de mayor (buena madurez, por cierto). Ella no quería, pero una irresistible fuerza interior le obligaba a corromperse. No era ella, era el Maligno el que le hacía inventarse los falsos expedientes, el que  alimentaba esa fecunda imaginación de la que se jactaba ante sus subordinados. Por  eso veo cierta contradicción cuando dice que Cantos “veía fantasmas donde no los había”. ¿En qué quedamos? ¿Había espíritus o no los había? ¿Lo de inventarse expedientes era cosa del más allá o del más acá?.  Más bien me inclino por creer que allí tenía que haber fantasmas y fantasmones, espíritus inmundos de todo tipo. La dulce Laura no era más que un instrumento en manos de tan maléficos seres.
Siempre pensé que había que ser de una determinada pasta para estar en ciertos sitios y hacer determinadas cosas. Y ahí está la prueba evidente. Hay que tener desahogo y desparpajo para decir ante un tribunal “es mi voz, pero no mis pensamientos”, y quedarse tan pancha.
Demasiada gente de este tipo, con escasos referentes morales, han estado manejando durante demasiado tiempo nuestros dineros. Alguno ha pasado ya a la cárcel (Guerrero). Es hora de que la justicia actúe y ponga a cada uno en su sitio. Pero los votantes también.

viernes, 9 de marzo de 2012

EL CAMINO HACIA LA NADA


El lema de campaña que ha sacado el PSOE-A  es muy ocurrente. Genial. Perfecto para…el Partido Popular. “Por el camino seguro” dice. Lo que  no aclara es a dónde lleva ese camino. Cualquier conocedor de la realidad andaluza puede sin embargo adivinarlo, y recitar la larga letanía de “seguridades”: por el camino seguro hacia el paro, por el camino seguro hacia el despilfarro, por el camino seguro hacia la corrupción, por el camino seguro hacia la mala gestión, por el camino seguro hacia el enchufismo, por el camino seguro hacia el fracaso escolar, por el camino seguro a que los jóvenes, y no tan jóvenes, no tengan futuro….en definitiva, por el camino seguro hacia la NADA.
Efectivamente, los andaluces podemos estar seguros de hacia dónde nos lleva el socialismo de los griñaninis y compañía.  Lo que pudieran dar de sí ya lo han dado. No dudo de que en su momento buscaran lo mejor para Andalucía, pero resulta que lo que encontraron fue lo mejor para ellos (el presupuestazo de la Junta para vivir a todo plan), y en eso se han quedado. Andan ahora escandalizados con eso del periodo de prueba de un año para los contratos de trabajo. Pues si un año de prueba es excesivo, aquí llevamos “probando” treinta  años para salir del atraso, así que me parece a mi que ya  está bien. Lo que pueda hacer el Partido Popular está por ver. Lo que puedan hacer estos ya está más que visto. Es seguro.
Y luego está esa foto enternecedora de Griñán tomando café con esa señora mayor. No tiene precio. Parece que le está diciendo “señora, usted tranquila con su pensioncita de miseria, que mientras  nosotros sigamos  repartiendo los millones entre los amiguetes, a usted siempre le quedarán  las migajas, esté usted segura.”
Me decía un amigo las pasadas elecciones “es que yo no puedo votar al PP porque soy pobre”. Pues si alguien quiere dejar de ser pobre en Andalucía, más le vale votar a Arenas, porque de otra manera seguro que va seguir siéndolo.
En fin, lo dicho, un eslogan muy ocurrente. Javié: ahí lo tienes, ¡“pa jartarse” con él!.


jueves, 8 de marzo de 2012

ESTRENO




El imparable empuje de las nuevas tecnologías y el desarrollo de las redes sociales me han traído hasta aquí. Llego con ilusión y a la vez escepticismo. Ilusión por desarrollar mi siempre larvada afición por la escritura, que sólo esporádicamente he cultivado. Escepticismo porque quizás no tenga tantas cosas que decir como para entrar en esta aventura, que de antemano se me antoja con una cierta dosis de  narcisista pretensión de notoriedad.  No sé si estamos cayendo en exceso de palabrería y defecto de reflexión, por el mero hecho de llamar la atención en esta jungla virtual. Intentaré buscar el equilibrio y no caer en la tentación de escribir por escribir. En cualquier caso espero que me sirva de desahogo y de terapia anti-estrés en estos difíciles tiempos que vivimos. También, e intentaré que sea lo primordial, para compartir algunas ideas en el campo profesional. Por lo general te quedas más tranquilo dejando constancia de lo que piensas, aunque no lo lea nadie. Simplemente por el hecho de no habértelo guardado para tí. Y la red es un sitio en que nunca se sabe hasta dónde llega lo que en ella dejas.