viernes, 5 de julio de 2013

EL DRAGADO DEL RIO

El Consejo Económico y Social de Sevilla, que tras superar diversos escollos ha retomado su actividad ordinaria bajo la presidencia de mi compañero y amigo Joaquín Revuelta García, aprobó la semana pasada una importante declaración en favor de la revitalización del río Guadalquivir, que pasa por su dragado en profundidad, largamente proyectado y demorado y que supondría un relanzamiento de la actividad económica en torno a esta fundamental arteria fluvial al permitir el acceso de barcos de mayor calado.
En la declaración se pone de relieve, entre otras cosas,  la trascendencia del río en el desarrollo histórico de nuestra ciudad, la contribución fundamental que otros puertos similares han aportado a la mejora de las condiciones económicas en sus entornos, el interés en la Unión Europea por el fomento del transporte marítimo, y por consiguiente la necesidad imperiosa de aprovechar –y hacerlo ya- este recurso estratégico que la naturaleza y la geografía ofrecen a la ciudad de Sevilla y toda su área metropolitana.
De esta forma se expresa el apoyo unánime de las fuerzas sociales de la ciudad –sindicatos, patronal, asociaciones de vecinos y consumidores…- a este proyecto, instándose a las diversas administraciones implicadas a que se pongan manos a la obra y remuevan todos los obstáculos existentes que por el momento impiden que el mismo  se vea hecho realidad.
         Los sevillanos deben saber que el desarrollo económico de Sevilla -especialmente el industrial con sectores como el aeronáutico, la automoción o el metalúrgico, pero también otros como el agrario, el logístico o el turístico- depende en gran medida de este proyecto, y que cada día que pasa se están perdiendo oportunidades de negocio en nuestra ciudad. Con su indefinida demora no  sólo es que se esté dificultando la llegada de nuevas empresas, sino que incluso algunas de las que están ponen en duda su continuidad.
Lamentablemente ese apoyo social unánime no fue correlativo en el terreno político, en el que dos de las formaciones presentes en el Consejo (IU y PSOE) se desmarcaron de la iniciativa. De manera que a día de hoy, en el espectro político con representación institucional se puede decir que por desgracia sólo el Partido Popular está por la labor. En concreto IU presentó una enmienda a la totalidad según la cual no está a favor del dragado “ahora” -cuando en realidad quiere decir “nunca”- basándose para ello en no sé cuántos remilgos medioambientales, carentes de cualquier fundamento riguroso. Hemos descubierto ahora que a IU le importan mucho los arroceros del bajo Guadalquivir y muy poco los trabajadores industriales de Sevilla, cuyos sindicatos apoyaron sin fisuras y con entusiasmo la declaración. El único apoyo que obtuvo en su oposición fue el del PSOE, que está claro que se siente más cómodo “subvencionando” EREs que poniendo las bases para el mantenimiento y desarrollo del turismo y  la industria sevillanos. Se puede llegar a pensar que e estos señores en realidad no les importa el empleo, sino que el que haya dependa directamente de ellos para así poder mantener sus redes clientelares.

Evidentemente la declaración no dice en ningún momento que el dragado haya de hacerse en contra de nadie,  ni de cualquier manera, puesto que todos los intereses han de ser conciliados. Para ello están, entre otros instrumentos, la Declaración de Impacto Ambiental que integra el proyecto y que ya contempla todas las medidas correctoras necesarias. Lo que pasa es que cuando nos dedicamos a  jugar a la política en vez de a solucionar los problemas, hay que buscar excusas donde sea con tal de diferenciarse, dar la nota y poner palitos en la rueda del adversario, aunque el perjudicado final sea el ciudadano. Como dijo el presidente de la Autoridad Portuaria, asistente a la sesión, “el puerto de Hamburgo –uno de los mayores de Europa y del mundo-  está en medio de un parque natural, y nadie dice nada. Aquí es que somos…campanudos”.