Es probable que no muchos recuerden quién es Jerry Lewis, el actor cómico americano que en los años cincuenta del pasado
siglo hiciera pareja con Dean Martin,
formando uno de los dúos cómicos más exitosos de la historia del cine, para
después continuar su carrera en solitario, con similar éxito dentro del género.
Hacía unas películas desternillantes, de las que no se
hacen ahora, aunque de un humor bastante elemental. Una de ellas se tituló “El profesor chiflado”, aunque seguramente las
generaciones más jóvenes la que conozcan no sea aquella versión original de la película, sino el remake protagonizado por el más actual Eddy Murphy a finales de los noventa.
Aunque el argumento de la película no tenga nada que
ver con esto, la idea del profesor chiflado es lo primero que se me ha venido a la cabeza
cuando he leído la noticia de que docentes de la US y de la UPO barajan la
posibilidad de paralizar la selectividad, negarse a firmar las actas de
evaluación del curso presente, o no comenzar el próximo, en tanto no se
deroguen las normas recientemente aprobadas por el Ministerio de Educación,
entre otras lindezas por el estilo.
Yo no se si estos tipos valoran, por ejemplo, el daño que hace a tantos chicos que están estos
días preparándose para una prueba tan importante en su carrera académica como la
selectividad, el mero hecho de anunciar la posibilidad de suspender o retrasar
los exámenes. Supongo que a ellos eso les importa poco porque están en otra
cosa: la lucha política o la simple defensa de sus privilegios. Pero lo que
verdaderamente parece es que han perdido la chaveta. Como el de la película, aunque con menos gracia. De tal manera que la
sociedad podría llegar a cuestionarse en manos de quiénes está dejando la
formación de sus futuros dirigentes.
Afortunadamente hay otros colectivos de profesores con más sensatez, y también con más madurez, como son los agrupados en torno a la Asociación Rector Machado y Núñez , entre otros, que aún
estando en desacuerdo con determinados aspectos de las medidas del Gobierno,
rechazan las fórmulas disparatadas de protesta a las que estamos asistiendo
estos días en Sevilla. Esperemos que finalmente sea el buen juicio el que se
imponga.
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