La semana política en Andalucía se abrió el lunes con el
anuncio de la decisión de Javier Arenas
de abandonar la presidencia regional del
Partido Popular. Sorprendió la noticia pues, aunque se esperaba un relevo en la
cúpula popular andaluza, no se atisbaba que
este fuera a producirse de una manera tan inminente y un tanto abrupta.
Es cierto que, a pesar de ganar los últimos
comicios, el hecho de no haber podido rentabilizar la victoria alcanzando el
sillón presidencial de la Junta, parecía confirmar la tesis – en mi opinión tan
real como de injustificado fundamento- de la existencia de un techo insuperable
para el Partido Popular con Arenas como
cartel electoral. En consecuencia parecía casi
inevitable el relevo. Pero también parecía imponerse la idea de que
fuera el propio Arenas -que, miserias de la vida, ya ha dejado de ser el Javié al que todo el mundo se arrimaba- quien pilotara la transición hacia el nuevo liderazgo.
Al final no ha sido así. Pero el recambio, apuntado con discreción por el presidente saliente, no ha tardado en fraguarse. De entre todos los candidatos
posibles a la sucesión, Juan Ignacio Zoido es sin lugar a duda alguna, a día de
hoy, el que más condiciones reúne, tanto por méritos electorales como por el
consenso que su figura concita en todos los ámbitos del partido. Puede decirse
pues que es un tema bien resuelto y de forma rápida para evitar la
desorientación del partido.
Lo único que puede objetársele a Zoido es su
acumulación de cargos, pero él ya ha anunciado que renunciará a la presidencia
de la FEMP. Conviene al respecto
recordar –sobre todo al sr. Espadas, a quien tanto parece preocupar este detalle-
que el presidente nacional del Partido Popular es actualmente el presidente del
Gobierno de España, y que el secretario general del PSOE-A, y también presidente federal de su
partido, es el presidente de la Junta. No tiene pues por qué haber dejación de Sevilla por el
desempeño de esta nueva tarea.
Ahora bien, una cosa es la presidencia del partido y
otra distinta la candidatura en la próxima contienda electoral andaluza. Por
mucha prisa que tengan los periodistas en dar titulares, creo que esta es una
segunda cuestión que debe ser aparcada de momento. Lo normal sería trabajar primero
en la renovación del partido –no va a ser cuestión de que se vaya Arenas y se
queden todos los demás que le han acompañado en su exitosa pero insuficiente
trayectoria- y sólo después pensar en elecciones. En esa tarea de renovación
–que no tiene que ser una catarsis, pero sí una operación quirúrgica a llevar a cabo con inteligencia- estoy seguro que pueden encontrase líderes,
hasta ahora en segundo plano, que puedan barajarse junto con Zoido para elegir quién pueda ser el próximo candidato
popular a la máxima magistratura de nuestra comunidad autónoma.
Sólo una vez culminado ese proceso debería empezar a
pensarse en otras cosas. Claro, se me dirá, que todo esto viene condicionado por el
calendario electoral. Pero a día de hoy, una vez bien acomodadas todas las
familias –nunca mejor dicho- del bipartito, yo no aprecio síntoma alguno para
pensar en adelantos electorales. No hay nada que una más en política que el
disfrute del poder.
Así que despacito
y buena letra. El Partido Popular se juega mucho en este envite. Pero
también toda esa parte de la sociedad andaluza que no se conforma con lo que
hay y sigue soñando con la posibilidad de una alternativa para el futuro. No es
por tanto cuestión de hacer las cosas rápido, cuando no hay prisas, sino de
hacerlas bien.
Y tu que eres Zodiano o Arenero?
ResponderEliminarPara José Ramón: Pienso que Javier Arenas habría sido un magnífico presidente de la Junta, pero su momento pasó. También puede serlo Juan Ignacio Zoido, pero, en este sentido, ahora mismo su prioridad tiene que ser la alcaldía de Sevilla.
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