viernes, 20 de abril de 2012

COPAGO, REPAGO, IMPAGO



Mucho se habló en los últimos tiempos sobre el copago sanitario. Que si sí, que si no. Que si está sobre la mesa, que si está bajo la cama. Entre globos sondas por aquí y amagos por allá, al final el Gobierno se decidió, de momento,  por introducir determinadas variaciones en el copago farmacéutico, que ya existía, aunque  vinculado a la edad en lugar de a la renta, para intentar reequilibrar las desequilibradas cuentas de nuestro sistema de sanidad pública. Hay quienes a esto más que copago  prefieren llamarlo repago porque, dicen, pagar ya pagamos los ciudadanos las medicinas a través de los impuestos. ¡O sea, que van a tener razón aquellos que dicen que “nada es gratis”!. Pero  polemizar sobre la mayor adecuación de uno u otro término me parece que no lleva a ninguna parte, y tal como está la situación ya son ganas.
Sea como fuere, a la Consejera de Sanidad en funciones de la Junta de Andalucía  le ha faltado tiempo para mostrar  su más rotunda oposición a esta medida. Digo yo que a esta y a cualquier otra que se hubiera planteado, porque ya se sabe que el nuevo papel del Gobierno andaluz es el de hacer oposición al central. Con la vehemencia que le caracteriza, la sra. Montero (Mª Jesús, no Lola ni Mariló) ha imputado todo tipo de iniquidades y efectos perversos a la propuesta del Ministerio, de la que llega a decir que es nada menos que “el inicio y la antesala del desmantelamiento del Sistema Nacional de Salud”. También se ha opuesto, como es lógico, a integrarse en la central de compras, que supondría una mejora de la gestión de los suministros sanitarios y el consiguiente ahorro de costes.  "Hay otras alternativas posibles" ha dicho, pero no las ha concretado.
Los que conocen la realidad de la sanidad andaluza, sin embargo, pueden entrever cuáles son esas “alternativas”. Las deudas de la comunidad con farmacéuticos, que han tenido que pedir préstamos para sobrevivir, con laboratorios -reclaman 1.348 millones de euros- o  con las empresas de Tecnología Sanitaria – estimable en unos 1.150 millones- no hacen más que aumentar. Según fuentes del Partido Popular, que cita porandalucialibre.es la deuda del SAS puede superar el 50% del presupuesto de la Consejería para 2012, que es de 9.300 millones de euros, siendo escandaloso el importe de las facturas "guardadas en los cajones".
Por consiguiente, queda claro que la consejera no quiere ni copago ni repago. Ni sanitario, ni farmacéutico. Ni pensionistas, ni parados. Ni menores acompañados, ni militares sin graduación de uniforme. Ella tiene una receta, médica por supuesto, mucho más simple y más barata. Su alternativa al copago o al repago es… el impago. Y echarle mucha cara al asunto.

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