Cuenta Dante en la Divina Comedia que en el dintel de
las puertas del infierno está escrito: 'Lasciate
ogni speranza, voi ch'entrate'. (Vosotros los que entráis, perded toda
esperanza). Es lo mismo que podemos decir hoy los andaluces tras asistir al
debate de la nueva investidura del
Presidente Griñán. Olvidémonos de cualquier expectativa de mejora en medio de
este agujero negro al que nos ha
conducido nuestra democrática elección. El
gran derrotado en los comicios de marzo, que sin embargo ha conseguido
permanecer en el poder gracias al apoyo, vergonzante incluso para parte de su militancia, de IU, ha ratificado en sede parlamenteria que
no tiene nada nuevo que ofrecer. Por si
alguien aún albergaba alguna duda, el debate ha dejado claro que la principal
ocupación del cogobierno socialcomunista no será la de intentar resolver los
problemas de los andaluces, que está archidemostrado por la experiencia de más
de treinta años que no los van a resolver, sino la tarea de oposición a la
labor del Gobierno de la nación, e incluso, a poco que puedan, ¡al de Angela
Merkel!, convertida en blanco preferido de
las invectivas de la izquierda, al estilo que lo fuera en su día Margaret Thatcher,
por encima incluso de nuestra Esperanza Aguirre.
En esa tarea habrá, según
se vislumbra, un reparto de papeles entre los dos socios: uno dirá las memeces
y otro las mentiras.
Porque memez,
políticamente hablando, es decir, como ha hecho Valderas, que acata las leyes por imperativo legal.
Todos los ciudadanos lo hacemos ¿Creerá el sr. Valderas que los contribuyentes
pagamos al fisco por otra cosa que no sea el imperativo legal? ¿Creerá el sr. Valderas que la mayoría de los andaluces aceptamos que él sea Vicepresidente de
la Junta por otra cosa que no sea el imperativo legal? Es lo propio del Estado
de Derecho, en el que imperan las leyes en lugar del capricho de cualquier
chalado que ocasionalmente alcance el poder. Como memez es decir que cumplir
con los compromisos internacionales asumidos con nuestros socios europeos es
hacer “seguidismo de Bruselas”. Vayan apuntando las perlas, que la legislatura
promete.
Como mentira es decir,
como ha dicho Griñán, que los “recortes” que se apresta a aplicar en educación,
aunque no haya tenido el valor de explicitarlos, vienen obligados por el Gobierno central. Ya hemos
comentado en este blog cómo el aumento de la ratio de alumnos por clase o de
horas lectivas a los docentes sólo se contemplan como posibles medidas a
adoptar por las Comunidades Autónomas, sin que tengan por tanto, en este caso, carácter
imperativo. Galicia, por ejemplo, ya ha dicho que no las aplicará, porque
prefiere ahorrar en otros capítulos. También hemos apuntado algunas
alternativas a esos recortes (Canal Sur, por ejemplo), que lógicamente Griñán
ni se plantea. Él prefiere seguir en lo que mejor sabe hacer: mentir a los
andaluces y distraer sobre sus
responsabilidades.
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