Mi opinión global sobre la reforma laboral, convalidada la semana pasada por el Congreso de los Diputados por una amplia mayoría de la cámara, y que ha sido calificada de "brutal" por parte de los sindicatos CCOO y UGT para justificar su convocatoria de huelga general, podéis verla en mi artículo publicado hoy en Diario de Sevilla "Reforma laboral: ni involución, ni revolución".
Disto mucho, como podréis ver, de compartir el calificativo asignado por las centrales sindicales mayoritarias. Para los que no quieran leer el artículo completo, les resumiré que a mí la reforma, con todos los aspectos criticables que se quieran, me parece valiente y ambiciosa, pero dentro de una línea de moderación. No hay ni involución a tiempos pasados, ni revolución que acabe con el Derecho del Trabajo, ni con los derechos de los trabajadores. Hay más bien una evolución, acorde con lo que son las exigencias actuales de flexibilización de las relaciones laborales, según demanda el marco de la economía competitiva en que estas se desarrollan. Sólo así será posible dinamizar el mercado de trabajo con el objetivo prioritario de crear más y mejor empleo. Enrocarse en rigideces, estas sí, propias de otros tiempos, sí que lleva a la negación del principal derecho, que es el de que todos podamos tener trabajo. Utilizar por lo tanto determinados adjetivos me parece que son ganas de crispar en exceso el ambiente, que a lo mejor es lo que se pretende.
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