La noche electoral fue larga. Tanto que a la mañana siguiente
aún no se sabían los resultados definitivos de Sevilla capital. Unos problemas
informáticos hicieron que la tecnología,
en lugar de acelerar el proceso, lo retrasara hasta extremos desconocidos en
los tiempos recientes. Decía mi maestro que lo mejor es enemigo de lo bueno, y
eso es a veces lo que pasa con la informática. Cuando va es magnífico, pero
cuando te deja tirado no tienes escapatoria. Sólo a media
tarde del lunes se han conocido los
resultados que pueden considerarse casi casi definitivos. La verdad es que con el 95%
de los votos escrutados era difícil que se produjesen cabios, pero lo apretado del sprint final hacían necesario
llegar hasta el final del conteo. Y es que la tarde había comenzado dando un
claro triunfo a Juan Espadas en las israelitas, cosa que se vio confirmada con
los primeros resultados oficiales. Sin embargo por no se sabe qué misterioso motivo resulta que el escrutinio iba más retrasado en aquellos distritos que son
bastiones fuertes del PP, como es el caso de Los Remedios. Esto daba por tanto
aún opción al vuelco, que efectivamente se produjo cuando ya eran cerca de las
once, tomando ventaja entonces Zoido por un exiguo concejal. Lo que al principio se presentaba como una
catástrofe sin precedentes, al final quedaba maquillado por al menos la
honrilla de cruzar la meta en primer lugar, aunque sólo sea por un puñado de votos, cosa que en todo caso se presenta a todas luces
como insuficiente. El resultado para el
PP es por lo tanto en cualquier caso malo, porque pasar de veinte a doce
concejales es un batacazo en toda regla. No sé si la responsabilidad hay que achacársela a más a Zoido o a la racha
negativa en que se encuentra su partido. Es un dato que el alcalde en funciones
ha conseguido seis mil votos más que los que obtuvo el PP en las elecciones
autonómicas de marzo, cuando todos los demás candidatos han empeorado esos
resultados, con una abstención mayor en estos comicios municipales, pero es un triste consuelo. Puede
incluso achacarse exceso de confianza en un supuesto voto oculto que no
reflejaban las encuestas…porque simplemente no existía. En cualquier caso los
avisos en este sentido han venido sucediéndose desde prácticamente el inicio
del mandato. Quizá para obtener su
histórica victoria de 2011 fueron excesivos los compromisos adquiridos que
después no siempre ha sido posible satisfacer, por las circunstancias difíciles
o por falta de capacidad. Sea por unos motivos o por otros es evidente que el
PP ha perdido mucho en muy poco tiempo, y con ello una oportunidad histórica de
consolidar su poder al menos en la capital de la comunidad autónoma que tanto
se le resiste, y más que lo va a hacer tal como van las cosas. De todas maneras
ese vuelco de última hora de la noche es importante, porque hace que Zoido parta
con la limitada y relativa ventaja que
le da la ley en la nueva carrera de pactos y componendas que ahora se inicia.
Todo el mundo ve claro que en este sentido lo tiene más fácil el PSOE. Espadas
no ha ganado nada. Repite el mismo resultado de hace cuatro años. Sin embargo
su propia e impúdica autoproclamación como próximo alcalde pone bien a las
claras que está dispuesto a pagar lo que sea para lograrlo. A estas horas debe
estar ya pidiendo precio. Un precio que me temo no pagará él sino los
sevillanos. Pero no sabemos realmente cuál va a ser la actitud de las nuevas
fuerzas en el consistorio: si de verdad van a ejercer una “nueva política” o al
final se van a apuntar a lo de siempre. A lo mejor nos llevamos sorpresas.
Zoido debe jugar sus bazas y no tirar ya de principio la toalla, como otras
veces ha hecho el PP. En todo caso la incertidumbre y el suspense que ha
caracterizado el recuento de las papeletas es posible que se mantengan hasta el
mismo día 13 de junio.
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