De mis tiempos de corredor popular, hoy
obligatoriamente pasados por culpa de mi maltrecha rodilla, conservo la pasión por el atletismo.
Me recuerdo a mí mismo celebrando como
loco el oro olímpico de Fermín Cacho en los Juegos de Barcelona. Tan
intensamente lo viví, tan enganchado estaba yo entonces a la práctica de este deporte, tan espectacular y sorprendente fue la carrera, que literalmente me
tiré de cabeza al sofá y dí la vuelta esa que ahora hacen algunos futbolistas
cuando celebran los goles. Me veo años más tarde en el Campeonato del Mundo celebrado
en Sevilla en 1999, corriendo al lado de Abel Antón durante unos metros por el
Paseo Colón, animándolo como un poseso en su ataque definitivo hacia la consecución de su segundo título mundial de
maratón en el Estadio de la Cartuja. También recuerdo haber visto correr nada menos que a Carl Lewis y Ben Johnson
juntos en la prehistórica pista de Chapina…
Por eso cada año espero en el mes de enero la
celebración del Cross de Itálica. Se
trata de la prueba atlética más importante que se celebra desde hace treinta
años no ya en Sevilla, sino en Andalucía. Uno de esos eventos de auténtica categoría que ponen a la ciudad en el mapa deportivo
internacional. Por aquí han pasado todas las figuras nacionales e
internacionales del cross. Desde lo primeros años, en que dominaban los
portugueses Mamede, Castros…después Guerra, al imperio africano de los
Kipkoech, Ondoro, Tergat, Bekele, Kipsiro, Komon, ¡¡hasta Gebreselassie!!. Aquí
se ha visto correr a José Manuel Abascal,
Sergei Lebed, Rosa Mota, Gelindo Bordin, Martín Fiz, Mónica Rosa, Chema Martínez,
Marta Domínguez, Merima Denboba, Linet Masai, Vivien Cheriuyot …¡¡saludé a la gran Paula
Radcliffe tras su triunfo en 2001!!
Este año hemos visto
peligrar la prueba “por falta de presupuesto”. La crisis ha estado a punto
de acabar con esta cita, lo que hubiera
sido imperdonable. Con la crisis se siguen manteniendo eventos como la Bienal,
el Festival de Cine, el FEMAS….Lo que hay que hacer es ajustar las cuentas y
gestionar mejor, porque todos esos eventos redundan en beneficio general de la
ciudad. Afortunadamente la Diputación, máxima responsable de la organización,
ha rectificado, y ha contado con el apoyo entusiasta de los atletas, que
incluso han estado dispuestos a venir a correr sin cobrar sus cachés. Aunque
hay sobre esto cierta polémica que no estará de más aclarar, lo importante es
que mañana, si el tiempo no lo impide, la vieja ciudad romana volverá a renacer, a llenar sus calles de
público que acudirá a contemplar el
espectáculo del deporte en estado puro, en su versión más primigenia, más clásica, la que se remonta a los orígenes
de nuestra propia cultura: el atletismo.
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