Tras los
resultados electorales del domingo, la mayoría de los medios han
coincidido en señalar la situación de ingobernabilidad que estos
deparan. Un buen amigo me comenta: “hasta mi hija, de quince años,
dice que está muy preocupada porque han estado analizando en clase
de sociales las distintas posibilidades de coaliciones y lo difícil
que resulta que cuadren las cuentas. “¿Por qué?” le pregunto.
“Porque tienen que juntarse muchos para conseguir la mayoría
absoluta”. “La mayoría absoluta -le explico-no es necesaria para
formar gobierno. Basta con tener mayoría simple -le explico cómo
funcionarían una y otra- Pero vamos, que si España fuera un país
normal no habría ningún problema insalvable con la situación que
se ha presentado” “¿Y España no es un país normal?” Me
pregunta intrigada. “No hija, España es un país anormal. En
cualquier país normal, en la situación de especial dificultad
-económica e institucional- en que se encuentra España, los dos
partidos mayoritarios, en los que se ha sustentado el sistema
constitucional desde hace más de treinta años, esto es PP y PSOE,
se pondrían de acuerdo en alguna fórmula de gran coalición o de lo
que fuera, pero que aportase la estabilidad y la seguridad necesarias
para salir de este atolladero. Como militante del Partido Popular a
mi en principio la idea me repele, porque quiero que mi partido
represente una alternativa clara a la propuesta de los socialistas.
La solución no deja de implicar la asunción de un fracaso. Pero si
la situación y el resultado de las urnas lo requieren habría que
aceptar esa fórmula. Mira el ejemplo de lo que pasa en Alemania o de
lo que acaba de ocurrir ahora en Francia, en las elecciones regionales
-le explico cómo es el sistema de ballotage en el país vecino-
Cuando han visto que el Frente Nacional -extrema derecha,
antieuropeo, xenófobo...- podía ganar la elecciones en muchas de
las regiones, el Partido Socialista ha retirado sus candidaturas en
la segunda vuelta para favorecer la elección de los candidatos del
partido de Sarkozy, con el que próximamente sin embargo tendrá que
disputarse la presidencia de la República. El interés nacional de
evitar el acceso al poder de un partido que consideran antisistema ha
prevalecido sobre la lógica confrontación partidista. Eso es altura
de miras. Aquí sin embargo tenemos un partido, el PSOE, que ya se ha
apresurado a decir que estudiará cualquier tipo de pactos, menos con
el PP. Con el partido que ha ganado las elecciones, porque una
mayoría de españoles así lo ha querido, con ese ni coalición, ni
voto de investidura, ni siquiera abstención. Ellos han pactado con
nacionalistas independentistas, con extremistas de izquierda, con
filoterroristas...con el diablo pactarían si les fuera preciso. Pero
al PP, cordón sanitario. Casi un siglo después siguen pensando en
términos de frentismo y de guerra civil. Así son de modernos y de
progresistas. Eso, y no otra cosa, es lo que hace que a día de hoy
podamos considerar que España es ingobernable. Para la dirección
del PSOE los votantes del PP debemos ser unos apestados, puesto que
serían capaces de apoyar cualquier otra opción, menos la que
nosotros hemos escogido democráticamente. Si hija mía, es una pena,
pero España tiene una anomalía grave que la hace ser diferente del
resto de las naciones europeas y del mundo occidental. Esa anomalía
se llama PSOE.” Sólo añado que aún están a tiempo de rectificar
esa anomalía. Demostraría que todavía hay en España, como hubo en la transición, políticos que saben estar a la altura de las
circunstancias.
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