Según el
DRAE “queo” es una interjección que se utiliza para dar aviso
de la presencia de algo o de alguien, especialmente si constituyen un
peligro. Dar el queo a alguien sería pues avisarlo, ponerlo en
guardia ante alguna amenaza. En Andalucía sin embargo utilizamos
habitualmente la expresión con otro sentido, proveniente del verbo
quedar. Volviendo nuevamente a la autoridad del DRAE, dicho verbo
puede utilizarse coloquialmente (decimoquinta acepción) y en forma
reflexiva como sinónimo de engañar a alguien o abusar diestramente
de su credulidad. Quedarse con alguien es engañar a alguien,
normalmente en plan de broma y sin mala intención. De ahí los
andaluces, tan aficionados a quitar “des” pasamos a quear
o quearse y por ese camino se llega a queo como broma
consistente en engañar a alguien, hacerle creer algo falso, para
después sacarlo con humor de su error.
Entre la
variada programación “cultural” de la inefable televisión
pública de Andalucía (Canal Sur: la suya) encontramos un programa
que utiliza esta expresión: se trata del “El gran queo” un
programa de entretenimiento basado en la grabación de bromas con
cámara oculta presentado por el caricato malagueño Manolo Sarria
(ex Dúo Sacapuntas) y la actriz sevillana Ana Ruiz (supongo yo que
por aquello la paridad y los equilibrios territoriales). Jamás he visto ni un
minuto de dicha bazofia, como de casi nada de lo que se produce en
esa casa tirando el dinero de todos, pero me imagino que servirá
para entretener a cientos de miles de criaturitas que no tienen otra
cosa mejor que hacer. Además, si te lo pierdes en la fecha de
emisión televisiva siempre te queda la posibilidad de verlo en la
web “a la carta”. Según se explica en esta página “el
programa nos muestra el buen humor de todos los andaluces” (el subrayado es mío). Es
decir, contribuye a la conformación de nuestras señas de identidad
colectivas, una de las cuales, sin duda, es el buen humor. El que no
sea grasioso no es buen andaluz. El que no aguante las bromas, no es
buen andaluz....
Con tan elevados planteamientos resulta de lo más
natural que los prebostes del principal aparato propagandístico del
régimen hayan tenido la brillantísima, descarada y genial idea de emitir un programa especial con motivo de la celebración del Día de
Andalucía. Y han tenido
todo el arte y toda la frescura descaro de llamarlo “El gran queo 28F”.
Así, como lo leen. Con todas sus letras. El 28F fue, ha sido a la
postre, un gran queo. Y se sienten tan seguros en su posición hegemónica que no tienen reparo en reconocerlo, aunque sea bajo el
velo del humor.
Si señor, nos engañaron. Decían los socialistas
que buscaban lo mejor para Andalucía, pero en realidad lo que
perseguían era su mejor acomodo. Montar un sistema clientelar,
con las menos injerencias externas posibles, que sustituyera los
esquemas sociológicos del régimen anterior por otro parecido pero sosialihta.
Nos sacaron a los andaluces a la calle para ir a las urnas aquél
28F haciéndonos creer que luchábamos por romper las cadenas que
impedían la prosperidad de que nos creíamos capaces y por dejar
atrás centurias de postración y atraso. Nos grabaron con
cámaras, ocultas o no, yendo a votar en masa aquella histórica
jornada. Las imágenes inundaron telediarios y portadas de
periódicos. Nos utilizaron para conseguir las mayores cuotas de
autonomía posible y así se consiguió. Por fin Andalucía era dueña
de su propio destino. Por fin estaría en nuestra mano remover los
obstáculos que perpetuaban nuestro secular atraso. Los primeros
tiempos fueron de ilusión. No era fácil, había que mejorar muchas
cosas, ir paso a paso. Nuestros amigos europeos vinieron en nuestra
ayuda. Cientos de miles de euros en ayudas comunitarias. Pero aquello
no tiraba. Empezaban a advertirse graves carencias. Mas con
habilidad, los actores del programa nos mantenían en el farsa ¡Es
que Franco!¡Es que la derecha!¡Es que los señoritos!¡Es que Aznar
o Rajoy (nunca Felipe Gonzalez)!....Han pasado los años, las
décadas, y Andalucía sigue ahí. Ha avanzado, porque todo el
mundo lo ha hecho. Pero comparativamente continúa en la cola de
todos los indicadores de bienestar y progreso (a excepción hecha
del clima y el medio natural, que estaban antes de la Junta). Los dineros para procurar nuestra mejora se gastaron en pagar favores y
comprar votos, en colocar a toda la familia y en mantener una paz social que no perturbase la
tranquilidad de los nuevos dueños del cortijo. En seguir controlando al personal por la vía de la dependencia económica del
poder, ya fuese a través de subvenciones, subsidios, concesiones o cualesquiera
otra formas de intervencionismo. Una forma subliminal de dominio,
más sofisticada desde luego que la policial, pero igualmente
criminal como se están encargando de poner de manifiesto los jueces.
Eso sí, los nuevos señoritos, los que están detrás de las cámaras,
han progresado muchísimo y están divinamente. Tanto se han reído
ya de nosotros que han decidido descubrirnos el pastel y reconocer
sin tapujos: ¡Pero si era una broma! ¡El 28F era un queo! ¡Un
grandísimo queo! Jajajajaja! A los andaluces, con nuestro proverbial
sentido del humor, tan sólo nos cabe, al parecer, reirnos y seguir
la broma. Otra cosa no se espera de nosotros, que somos taco de buena
gente. ¿Nos vamos a enfadar con estos señores tan simpáticos que
nos dan tan buenos programas de televisión? Que no hombre, que no. Y
menos ahora con la reina-madre, tan del pueblo. ¡Niño, pon aquí otra ronda para
estos señores que nos han tomado el pelo con tanto arte!
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