miércoles, 28 de marzo de 2012

“MATONISMO” SINDICAL



 Soy profesor de Derecho del Trabajo desde hace más de veinte años. Algo conozco sobre el derecho sindical en nuestro país  y, a pesar de no estar afiliado a ninguno,  valoro el papel que los sindicatos pueden y deben jugar en un sistema democrático y de libre mercado en la defensa de los intereses de los trabajadores. Lo que no puedo compartir son determinadas estrategias, conductas o actitudes sindicales, más propias de la camorra  que de organizaciones democráticas, que desgraciadamente son bastante habituales por parte de nuestras centrales mayoritarias.

Por ejemplo, en una sociedad como la actual, que no es la del siglo XIX, en el que las asociaciones obreras estaban incluso prohibidas durante largo tiempo, sino que existe plena libertad para su actuación y expresión,  los llamados piquetes “informativos” en las huelgas deberían estar totalmente proscritos. Los sindicatos convocantes de la de mañana han tenido tiempo y medios más que sobrados para informar a todos los trabajadores sobre la convocatoria, sus motivos, la forma como pueden ejercer su derecho, etc. Hoy día a la gente se le informa a través de los medios de comunicación, las redes sociales…Incluso las calles de mi barrio están suficientemente emporcachadas con todo tipo de cartelería, mucha de ella poco menos que incendiaria. Nadie necesita que mañana le informen que hay una huelga y por qué. ¿Se imaginan que el día de unas elecciones hubiera piquetes informativos de los partidos políticos recomendando el voto? ¿A que es inconcebible? Pues aquí debería ser igual. Porque los piquetes informativos son realmente coactivos, aunque sólo sea por la vía de la intimidación. ¿Es o no es violencia el que los trabajadores o los clientes de determinados centros comerciales sean insultados por un grupo de sindicalistas como ocurre con frecuencia en estos casos?¿Es o no violencia el que quinientos individuos se pongan delante de una cochera, impidiendo aunque sea con su sola presencia el normal funcionamiento de los servicios de transporte? En las últimas horas he oído a alguien justificar la existencia de los piquetes por el hecho de que hay empresas que obligan a trabajar a sus empleados. Si esto es así, lo que tienen que hacer esos trabajadores es denunciar a ese empresario, y no tomarse la justicia por su mano, porque eso no está permitido a nadie en un Estado de Derecho. Tampoco a los sindicatos.

Otra cuestión es la de los servicios mínimos. Aunque es una vieja aspiración sindical la de que la fijación de los mismos sea siempre negociada, lo cierto es que nuestra legislación vigente atribuye dicha competencia en exclusiva a la autoridad gubernativa. De ahí que aunque sea habitual un proceso de negociación previa, es a la autoridad competente a quien corresponde establecer los servicios mínimos, que son aquellos tendentes a garantizar el ejercicio de otros derechos fundamentales también reconocidos en la Constitución, al igual que el de huelga. Pues bien, estamos ya acostumbrados a oír que los sindicatos convocantes no se van a responsabilizar del cumplimiento de aquellos servicios que ellos no hayan pactado. Es decir, amenazan con no cumplirlos. Es decir, amenazan con no cumplir la ley, la misma ley en que ellos se amparan para el ejercicio de su derecho. Eso sí, dicho de una forma sibilina, como corresponde al lenguaje mafioso, que no debería ser utilizado por nadie en la vida pública. Tampoco por los sindicatos.

Por último están las amenazas sobre lo que ocurrirá si no se atienden las reivindicaciones de la huelga. Ya he escrito en otra entrada de este blog cuáles son las limitadas aspiraciones que legalmente puede tener una huelga política como la que nos ocupa. Pero nuestros sindicatos mayoritarios también parecen saltarse este pequeño detalle a la torera, y ya advierten de los grandes males que nos esperan y de la escalada de conflictividad social si el Gobierno no rectifica su postura. En una sociedad democrática, los ciudadanos no estamos para chantajes de nadie. Tampoco de los sindicatos. Así es que ya está bien de tanta expresión “perdonavidas” por parte además de unos líderes sindicales que son corresponsables de la calamitosa situación económica que atravesamos tras tantos años de complacencia con las políticas que la han causado.

Con todo esto lo que se crea es un clima en el que la gente que no quiere problemas, simplemente se quedará en su casa por este motivo, no porque apoye a los convocantes. Por eso toda huelga que se desarrolle en estas condiciones es una huelga tramposa. Por eso el gobierno hará bien en hacer oídos sordos a la algarada, sean cuales sean las cifras que se esgriman, y seguir adelante con las reformas que son necesarias para sacar al país de la situación en que se encuentra. 

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