sábado, 24 de marzo de 2012

VA, PENSIERO...


Estoy en casa, reflexionando, mientras escucho la música del inconmensurable  Guiseppe Verdi. “Nabucco”, por más señas. Ópera sobre la historia del pueblo hebreo desterrado en Babilonia, interpretada en esta ocasión bajo la batuta de Riccardo Muti, al frente de la Orquesta y Coros del Teatro de la Ópera de Roma. Dirección, la del maestro  napolitano, para mi gusto, con un tempo troppo lento, pero políticamente insuperable. Suena el famosísimo coro de los esclavos hebreos, símbolo del ansia de libertad del pueblo oprimido

“Oh mia patria,  si bella e perduta!”

Pienso en Andalucía. Una tierra hermosa, una tierra rica en recursos, con enorme potencial, con una gente estupenda, con un lugar en la historia y en la geografía envidiables…¿Por qué si lo tenemos todo hemos de conformarnos con ser eternamente campeones sólo en paro, en  subdesarrollo, en fracaso escolar…? Hay que preguntarse, con independencia de los episodios de corrupción que se han destapado en los últimos tiempos, por qué Andalucía, en más de treinta  años de autonomía no ha mejorado, en términos relativos, prácticamente en nada, y se mantiene en los puestos de cola en todos los indicadores de progreso en la Unión Europea, a pesar de la ingente cantidad de miles de millones de euros que de Bruselas han venido aquí. Indudablemente la corrupción tiene que ver con ello: los dineros se han destinado a otros fines que no eran del interés general y el bien común. Pero aún si la corrupción fuera algo ocasional y no sistémico, el balance de gestión de todos estos años no puede ser más penoso.

“Oh mia patria, si bella e perduta!….”

Por eso no podemos resignarnos. Andalucía no puede ser por siempre el reino del subsidio y de la ayuda porque no seamos capaces de generar la riqueza necesaria, que la tenemos. Andalucía no puede ser por siempre un lugar en que sólo los amigos de la administración prosperan, al abrigo de sustanciosas subvenciones de dudosa rentabilidad. Andalucía no puede ser por siempre “la pobrecita”  a la que otras comunidades autónomas de España  miran como una carga. Andalucía tiene que ser locomotora, y no vagón de cola. Andalucía no puede continuar en los niveles de degradación de la vida pública a que hemos llegado.

No estamos aquí, afortunadamente, en una situación de opresión política, a pesar de los intentos del poder de amordazar y anestesiar a la sociedad a base de comprar su silencio, como ha ocurrido por ejemplo con sindicatos y patronal mediante la “concertación social”. No tenemos que pedir al Señor que nos de fuerzas para soportar el sufrimiento. Tenemos la oportunidad de dejar atrás las lamentaciones. El cambio es ahora posible en Andalucía, está más cerca que nunca.

“Va, pensiero, sull´ ali dorate……”   canta el coro.

Vuela mi pensamiento sobre alas doradas,  y sueña una Andalucía diferente,  en la que puedan desarrollarse plenamente sus potencialidades,   en la que no todo dependa de una asfixiante administración, que además es nido de corrupción. En la que  de los asuntos públicos se ocupen la gente preparada, que no nos falta, y no los sectarios inútiles de carnet. En la que el clientelismo y el caciquismo pasen definitivamente a la historia. En la que lleguemos a avistar el día en que todos los andaluces puedan vivir de su trabajo, y no de subsidios infamantes. En la que la propaganda hueca y el autobombo sean sustituidos por políticas efectivas de progreso social y económico.

No añoro, como los hebreos en su destierro babilónico,  la tierra que fue. Añoro la tierra que puede ser y, hasta ahora, no la han dejado ser. Tenemos mañana la oportunidad de que empiece a serlo.  No la desaprovechemos. Unámonos todos al canto, como hace el público del teatro romano en la representación, que será un canto de ilusión y  esperanza en un futuro mejor para Andalucía.



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