La política puede
decirse que es el arte de de ordenar la convivencia. Por lo tanto nada que lo
que consiga sea precisamente lo contrario, esto es alterar o incluso romper esa
convivencia, no es política o al menos no es buena política.
Llevamos años, incluso
hoy, escuchando a los predicadores de la
progresía, los que pontifican lo que es
políticamente correcto y lo que no, que
el problema catalán tiene que resolverse a través del diálogo político. Sin
embargo se da la paradoja de que todo lo que se propone desde la parte llamada
soberanista, o simplemente independentista, es dialogar sobre cómo romper España
y Cataluña, pues la independencia se plantea como objeto irrenunciable en ese
supuesto diálogo. Por lo tanto lo que se propone no es política sino antipolítica, ya que a lo único
que lleva es, según se ha puesto especialmente de manifiesto en estos días, a
la fractura social.
Por lo demás yo me
pregunto ¿De qué se puede dialogar con unos tíos que se creen que son un pueblo
oprimido y perseguido? ¿Se puede dialogar con unos tíos que se creen que la
democracia es votar, y no cumplir las leyes democráticamente aprobadas? ¿Se
puede dialogar con unos tíos que dicen que aplicar las leyes es un golpe de estado y
no lo es saltarse olímpicamente la Constitución?¿De qué se puede dialogar con
unos tíos que se creen que por mayoría todo puede hacerse, incluso pisotear los
derechos de las minorías?¿Se puede dialogar con quienes dan el rango de “mandato
popular” al supuesto resultado del referéndum fantasma del 1 de octubre?¿Se puede
dialogar con unos tíos que, en su delirio, niegan las nefastas consecuencias
que su “procés” está teniendo para la economía catalana? ¿Se puede dialogar con
unos tíos que llaman “pacifismo” a destrozar vehículos de las fuerzas de orden
público?
Con estos tíos, y tías,
no se puede dialogar ni buscar soluciones políticas. Tienen la percepción de la
realidad absoluta y gravemente distorsionada. Lo único que cabe es aplicar la
ley (el 155 y lo que haga falta) con todas sus consecuencias y mandarles un ejército…de psiquiatras.
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