jueves, 22 de marzo de 2012

ESTOS SON LOS “DEFENSORES” DE LOS TRABAJADORES



El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha dictado sentencia en el recurso de suplicación tramitado contra la resolución del Juzgado de lo Social nº 3 de Sevilla, en la que se declaraba la nulidad de los despidos de nada menos que siete trabajadores de la empresa municipal Sevilla Global, en la época en que esta estaba bajo el control de Izquierda Unida, durante el mandato del llamado “gobierno de progreso” conformado por PSOE-IU en el Ayuntamiento de Sevilla. 

El fundamento de la nulidad de tales despidos es la vulneración de derechos fundamentales, de los trabajadores afectados, que fueron despedidos por motivos ideológicos, con la excusa de unas supuestas “causas objetivas” no acreditadas, simplemente por 

negarse a cumplir un mandato o instrucción laboralmente ilegítima (...) y dictada por exclusivo “sentido político”….. para ser sustituidos por personal afin de aquel partido político, de IU,”

Como actores principales de tan ejemplar espectáculo aparecen los grandes defensores de la causa proletaria Antonio Rodrigo Torrijos, conocido principalmente por sus aficiones gastronómicas, y Carlos Vázquez, aquél concejal que se enorgullecía de participar en piquetes violentos en la anterior huelga general (sí, la que le convocaron a ZP). 

La sentencia es demoledora para ambos y retrata a estos personajes, a quienes directamente imputa la utilización de la empresa municipal como una “oficina de colocación de los afines”

Estos son a los que se les llena la boca hablando de los derechos de los trabajadores, derechos que sin embargo, los más sagrados, no tienen empacho en vulnerar si esos trabajadores no son de su cuerda. Estos son los que jalean la huelga general contra una reforma laboral que dicen que recorta lo que ellos directamente conculcan. Estos son los que, con la ayuda de sus debilitados colegas de la izquierda, pretenden, para repetir las escenas ya representadas en el Ayuntamiento hispalense, auparse al poder en Andalucía. En nuestras manos está librarnos de tamaña calamidad.

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