martes, 1 de mayo de 2012

POLÍTICOS LEVITADORES


Una de las características peculiares de nuestro sistema es la presencia de políticos entre visionarios y pintorescos, en proporción más propia de  regímenes tercermundistas  que de lo que es aconsejable en las democracias occidentales  asentadas. A algunos se les ve a la legua. Visten “palestinas” de diversos colores, que al parecer la coquetería no está reñida con la revolución. Otros fuman en pipa, algo tan en desuso hoy en día, en tiempos, además, de persecución contra el tabaco. Pero también los hay que usan corbata, aunque siempre mal anudada, no se sabe si por falta de habilidad, o como detalle de cuidado desaliño, no vayamos a confundirnos. Característica común de todos ellos es el tono habitual de su discurso, entre místico y alucinado, basado siempre en su visión ideológica por más que esta sea desmentida por la realidad.
Uno de estos políticos  es el que fuera nada menos que Presidente del Parlamento de Andalucía, y que, pese a liderar una fuerza minoritaria,  está llamado otra vez a altas tareas en el nuevo tiempo político, como gusta decir al personaje, que ahora se abre.
Este señor, que se tuvo que ir a un notario a firmar sus compromisos electorales a ver si alguien se los creía –y algunos picaron- le ha durado su empeño contra la corrupción el tiempo que ha tardado en llegar a un apaño de reparto de poder con uno de sus mayores responsables, cuando menos a nivel político, en Andalucía. “Griñán tendrá que asumir sus responsabilidades si es imputado por la juez Alaya”, ha dicho. ¿Y usted sr Valderas, llegado el caso, asumirá la suya por apuntalar en el poder a quien perdió las elecciones, poniéndose de perfil ante el encarcelamiento de nada menos que uno de sus  exconsejeros, y a sabiendas de que esa imputación es más que probable? ¿No considera usted suficiente la responsabilidad política, que a día de hoy es perfectamente patente? ¿Quiere usted hacernos creer que va realmente a indagar en esas responsabilidades de su socio de gobierno a través de la comisión de investigación que ha pedido ya en el Parlamento, aún a riesgo de que se le estropee el negocio?
Lo grave de estos tipos es que son capaces, en su alucinación ideológica, de construirse  su discurso justificativo y, lo que es peor, creérselo. Y transitar así por la vida, por ejemplo, dándoselas de adalides contra la corrupción aunque se conviertan en cómplices o encubridores de ella. El esfuerzo de autoconvencimiento debe ser arduo, y la concentración tan intensa que es posible que lleguen incluso a la levitación. Sólo así se explica. Si Valderas no fuese un “levitador” sabría perfectamente que no puede uno sentarse sobre la mierda y no mancharse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario