domingo, 13 de mayo de 2012

SALVAR AL SOLDADO BANKIA


Parece que fue ayer cuando el inefable ZP andaba ufano por los foros internacionales presumiendo del sistema financiero español. El pobre es que no sabía de lo que hablaba, pero alguien se lo habría dicho, y él ¡hala! a fardar por ahí y a reírse del mundo por no tener una institución como el Banco de España y un sistema de regulación bancaria tan preciso como el nuestro. Él, para alivio de los que lo sufrimos, ya no está, pero quien le contó esta patraña ahí sigue. El ínclito MAFO,  puesto unilateralmente por el ejecutivo socialista en el cargo de gobernador  del organismo que debía velar por la salud de nuestras entidades financieras.
La verdad del cuento la sabemos hoy: nuestros bancos están a pique de un repique, nadie se fía de ellos tras tantos embustes -¿se acuerdan de aquello de los test de stress y demás mamelas que hemos venido oyendo?- y lógicamente nadie de fuera va a aportar la financiación que sería necesaria para que llegase  el crédito del que tan necesitadas están nuestras empresas.
Al final, la cuarta entidad del país ha acabado siendo nacionalizada. Ha tenido que ser un gobierno de la derecha quien haya  dado cumplimiento al sueño casi erótico de tantos socialistas en las noches de cualquier estación del año. No se quejarán. Ellos que tanto han achacado la crisis a la falta de regulación del negocio bancario –cuando es la actividad económica más regulada de todas-  resulta que quien falla es el controlador que tiene que hacer cumplir esa regulación. Por supuesto que también falla la pericia y la  moralidad de muchos gestores –más en el caso de los políticos que de los estrictamente profesionales-. Pero ya vemos de qué sirve tanta regulación para evitarlo.
El caso es que ahora a Bankia, y quien sabe si a otros más, hay que salvarlo como sea. Y alguna gente se escandaliza porque se destine dinero para salvar a los bancos y haya sin embargo que hacer recortes en educación y sanidad. Conviene no engañarse y no caer en la demagogia. Ayudar a Bankia no es ayudar a los banqueros –no estaría de más que alguno vaya a la cárcel, si ha lugar-, es salvar nuestra economía. Sin esa economía no hay estado de bienestar que valga. Nacionalizar un banco no es algo que entre en mis preferencias de lo que debe hacer un gobierno. Tampoco las ayudas públicas.  Pero no hagamos falsas disyuntivas  bancos-estado de bienestar, porque sin los primeros no hay de lo segundo.


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