Uno de los primeros
principios que aprende cualquier alumno que pisa una Facultad de Derecho es el
expresado en el viejo aforismo latino, proveniente del Derecho Romano, que dice: “Dura est lex, sed lex”. No tiene
nada que ver con una conocida marca de menaje para el hogar, y puede traducirse
como que la ley es dura, pero es la ley.
Que la ley es dura en
ocasiones, y sobre todo la penal, parece que acaba de descubrirlo ahora buena
parte de la infantilizada sociedad catalana y española en general. Como ha
dicho Guillermo Fernández Vara, quizás creían algunos
que esto de dar un golpe de Estado proclamando la independencia de una parte
del territorio nacional era un juego. Una diversión de niños traviesos que
ahora sin embargo se encuentran de bruces con la cruda realidad de las consecuencias
de sus osados actos. Resulta que papá se ha enfadado y mucho. Toca gimotear.
Esta mañana he podido
escuchar todo tipo de delirantes y compungidos análisis por parte de
atribulados tertulianos y presentadores
de televisión (Griso, Évole, Quintana y otra serie de indocumentados mindundis
que nos sermonean diariamente desde sus púlpitos) que parece que hasta ahora no
habían caído en la cuenta de la gravedad del asunto y que a lo mejor pensaban
que esto podía acabar de otra manera más naif, distinta de la que por muchas fuentes con mucha más
autoridad que ellos se ha venido anunciando desde hace tiempo.
Aparte de su preocupante
infantilismo demuestran una alarmante ignorancia sobre lo que es el estado de
derecho y la separación de poderes, acudiendo en último extremo, al manido
argumento de la inoportunidad de la medida cautelar de prisión acordada por la
juez Carmen Lamela. Ignoran seguramente el sentido que tiene la imagen de la
justicia representada por la diosa Temis: una señora con una espada en la mano
derecha y una balanza en la izquierda y
los ojos vendados. El juez tiene que impartir justicia ateniéndose a la ley y a
los hechos que enjuicia, de manera imparcial, sin tener en cuenta la condición
de los enjuiciados y sin criterios de
oportunidad o inoportunidad política, para los que es “ciego”. Un juez está
para aplicar la ley, no para hacer política. Y la ley, en un Estado de derecho,
tiene que aplicarse, fastidie a quien fastidie. A ver si esto se lo meten de
una vez en sus berroqueñas y tan ligeramente amuebladas cabezas.
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