jueves, 6 de septiembre de 2012

LA FIESTA DE ESPAÑA


Maqueta de la Plaza de Toros de Zafra (Badajoz)
Han coincidido las declaraciones del alcalde filoterrorista de San Sebastián posicionándose en contra de la Fiesta Nacional con mi viaje veraniego por tierras españolas. Andaba yo por ahí, ajeno a casi toda actualidad, y a pesar de ello me llegó el eco de esta polémica. Según parece, a este individuo no le gustan los toros, y por consiguiente, mostrando un talante nada democrático, está dispuesto a hacer que no les gusten a ninguno de sus vecinos, o al menos a actuar como si esto fuera así. Se basa para ello en una supuesta compasión hacia  los animales que paradójicamente no muestra hacia las personas; quizá sea porque entre sus partidarios haya más de los primeros que de las segundas, dicho sea sin ánimo de ofender…a los nobles animales.
Plaza de Toros de San Martín del Castañar (Salamanca).
La fiesta sin embargo está bien arraigada en nuestro país, ahora que incluso se ha producido la vuelta de la retransmisión de corridas en directo en TVE, recibida, como no, con las protestas de los “sensibles” nacionalistas catalanes. Allá donde he pasado –provincias de Badajoz, Cáceres o Salamanca- no he dejado de toparme con una figura omnipresente: el toro. Campos donde pastan las ganaderías bravas, carteles de festejos de todo tipo y nivel  con motivo de las fiestas patronales en cada pueblo, plazas para celebrarlos, bien sean de fábrica permanente o de efímero acondicionamiento para tal uso, costumbres diversas ligadas  al toro…
Cabezas de toros en una balconada de la plaza de Mogarraz (Salamanca)

Supongo que en todos esos sitios se jugará también al fútbol, al tenis o al baloncesto; incluso habrá cine y teatro, y otros espectáculos. Pero de lo que no me cabe ninguna duda, porque es imposible no enterarse, es de que hay toros. Lo mismo se puede decir de otros muchos  rincones de nuestra geografía. Valga como muestra el simpático “encierro infantil” con que coincidí en la bonita localidad salmantina de La Alberca. 


Los niños juegan al toro con la mayor naturalidad del mundo, porque es un elemento integrado en su cultura. No por eso son ni más ni menos violentos que lo que los hacen otros espectáculos de mucho menos enjundia y trasfondo cultural que acostumbran a ver continuamente en televisión o en internet. Y citan, y recortan, y quiebran…e incluso hay quien se ve forzado a coger el olivo, aunque se trate en este caso de inofensivos toros de carreta con puntas bien emboladas. 

Es normal que quienes odian a España odien también esta seña de identidad, que, mal que les pese, es tan suya como de todos los españoles. Por eso, frente a los intolerantes en todos los sentidos y de todo pelaje yo digo ¡viva la Fiesta! ¡viva España!.

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