domingo, 26 de octubre de 2014

URGE UNA SOLUCIÓN EN EL MAESTRANZA

Cuando nada más terminar la liga de futbol de cada año se abre temporada de fichajes veraniegos, comienza el baile de nombres de futbolistas y entrenadores aspirantes a cambiar de aires y el  correr de bulos, dimes y diretes sobre destinos, pretensiones, cantidades, etc,  que animan la prensa deportiva en esos meses sin competición. Lo azaroso y complicado de alguna de esas operaciones hace que estas historias se prolonguen y enrevesen convirtiéndose en lo que los periodistas del ramo llaman “culebrones”.
Algo así es lo que está ocurriendo en Sevilla desde hace varios meses a cuenta de la la elección de nuevo director para la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla y el Teatro de la Maestranza, un proceso pésimamente gestionado desde su inicio. Pero este culebrón, a diferencia de los deportivos, no hacen correr ríos de tinta ni ocupar gran cantidad de megas de memoria en los servidores de los diarios digitales. Será que la cultura –quién lo duda- no interesa tanto como el fútbol. Pero lo cierto y verdad es que ambas instituciones son a día de hoy claves en la vida y en la proyección cultural de esta ciudad. 
El tal culebrón ha tenido en las últimas semanas dos importantes episodios. El primero de ellos cuando tras parecer que ya estaba acordado que Pedro Halffter seguiría al frente de ambas instituciones,  apoyado por dos de las administraciones implicadas –estatal y local-,  la Junta de Andalucía, en una muestra más del “cariño” que le tiene a la Sevilla zoidiana, volvió a bloquear el asunto, enrocándose al parecer en la defensa de su candidato, el texano John Axelrod, no se sabe muy bien si por la confianza ciega en las cualidades de éste, si por desprecio a Halffter –al que el consejero Alonso le tiene hecha la cruz hace tiempo- o simplemente por fastidiar, que es uso muy común últimamente de la administración autonómica para con la capital de Andalucía.
El segundo  episodio tuvo  lugar la semana pasada cuando el director madrileño volvía al podio del Maestranza a dirigir a la orquesta cuyos músicos,  mayoritariamente según parece, no le quieren.  Y así se lo hicieron saber luciendo buena parte de ellos en el concierto un lazo verde en apoyo, dicen, de su comité de empresa, que como reivindicación principal ha tomado la del  cambio en la batuta titular de la formación.

A mí me gustaría saber con detalle en qué radican los motivos del desencuentro de los músicos con Halffter. ¿Son problemas artísticos o son laborales, o qué son? Porque si son artísticos no sé qué pinta el comité de empresa en esta película. Y si son laborales, que lo digan claramente y no anden disfrazándolos de otras cosas para disimular que lo que quieren es cobrar más. Hasta ahora sólo he escuchado (o leído) o burdas descalificaciones que algunos músicos anónimos vierten en comentarios en las redes sociales, o las vagas alusiones por parte del  comité a la “espiral descendente de los tres últimos años” (¿me equivoco o es el tiempo que los músicos llevan con el sueldo reducido, como todo quisque?). En el otro lado de la balanza tengo mi directa apreciación personal -no profesional, pero sí de aficionado- del trabajo de Halffter al frente de la orquesta, que no me parece precisamente malo. Ahora bien, si esa música la hace la orquesta "sola" –como dicen algunos de los comentaristas  aludidos-  ¡pues ahorrémonos a los directores! A Halfter y a cualquier otro. Yo creo que los trabajadores no tienen por qué amar a su jefe. Basta con que hagan bien su trabajo siguiendo sus instrucciones. La decisión de quién haya de ser el director, como en cualquier otra empresa, no les corresponde a ellos, entre otras cosas porque son muchos y diversos los aspectos a valorar. Más les valiera pues dejarse de protestas. Urge por otra parte que las administraciones responsables tomen ya la decisión definitiva, o en su defecto expliquen con pelos y señales qué es lo que está pasando, pues hay una absoluta falta de transparencia en este asunto. Que explique cada uno sus porqués y sus razones y veremos si se trata de motivos fundados o meros personalismos y zancadilleo. Porque esta dilación puede pasar una gravosa  factura, tanto  por el clima enrarecido en la orquesta como por el retraso en la programación de próximas temporadas del teatro. A ver si no va a pasar  que entre todos terminemos cargándonos el invento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario