sábado, 29 de septiembre de 2012

LLOVIENDO PIEDRAS


Me gustan las películas de Ken Loachaunque estas sean casi siempre panfletarias y yo me encuentre en las antípodas de sus planteamientos ideológicos. Con su personal estilo realista, tratan por lo general  temas políticos y sociales sobre los que reflexionar,  y eso es algo que siempre aprecio en el cine, sin perjuicio de diferir del concreto enfoque del autor. Por eso me permito la licencia de tomar el título de una de sus películas más alabadas para encabezar esta entrada, aun cuando el cineasta inglés disentiría probablemente en gran medida de su contenido.
Y es que esta semana en que entró el otoño y llegaron sus primeras lluvias con una puntualidad británica, llovieron también  piedras, concretamente el martes y por partida doble,  sobre nuestra maltrecha soberanía nacional. Unas lo hicieron  desde cerca, no más allá de la plaza de Neptuno, donde se habían congregado unos cientos de agitadores profesionales con el disparatado objetivo de hacer dimitir al Gobierno, provocar la disolución de las Cortes y no sé cuántas más majaderías. Otras se lanzaron en sentido figurado y desde un lugar bastante más alejado como el Parlamento de Cataluña, en el que la primera autoridad del Estado en aquél territorio anunciaba su decisión de seguir adelante con su proyecto secesionista, traicionando su debida lealtad a la legalidad que le ha permitido alcanzar ese puesto de poder. Contrastaba el desaliño indumentario de los unos, de cuidada estética perroflauta o antisistema, con el atildado aspecto de los otros, bien comidos y bien vestidos a costa del presupuesto. Pero entre ellos una finalidad  común: con capucha o con corbata ambos pretenden nada menos que demoler el orden constitucional en España.
Lo grave de este país es que hay gente de apariencia inofensiva a quienes los facciosos de Madrid les resultan simpáticos –fundamentalmente porque quien está ahora en el gobierno es la malvada derecha, peor que la madrastra de Blancanieves que se nos va a competir por los Oscars-,  confundiendo, no se sabe si por mala fe o por ignorancia,  lo que es el legítimo derecho de manifestación con un acto puramente delictivo contemplado en el art 494 del Código Penal. Ahí tenemos como muestra  las coberturas televisivas de La Secta, TVE 24 horas o Canal Sur, en las que los manifestantes ilegales recibían el apoyo y la comprensión de los comentaristas; o las acerbas críticas a la inevitable actuación policial llevada a cabo ni más ni menos que para impedir la consumación del delito. Incluso hay, como los tipos de IU, quienes  pretenden desvergonzadamente sacar rédito político de esta versión de la kale borroka,  solidarizándose con los pretendidos sitiadores de la sede de la soberanía nacional, pero sin renunciar a ninguna de las prebendas (sueldos, dietas, puestos en los consejos de administración…) que el sistema les ofrece.
Como  preocupante es que haya ciudadanos a quienes les parece que un referendum ilegal es un ejercicio democrático, y ven bien que los catalanes tengan su derecho a decidir, como si su decisión les afectase sólo a ellos y no al resto de los españoles. Es como si en un divorcio sólo se tuviese en cuenta la voluntad de uno de los cónyuges, y al otro ni se le escuchara. Pero esto que es tan fácil de entender, a algunos, no sólo en Cataluña, no parece que les entre en la cabeza. Por eso se permite  campar a sus anchas, con compañía del Rey incluida, el malnacido de Arturo Mas, ese sujeto de aire  chulesco y perdonavidas, que le dice al Gobierno de la  Nación (la única  que reconoce nuestra Constitución) que "no amenace" con pararle los pies, cuando es él el que está amenazando la convivencia de todos los españoles. A un individuo así, en un país serio, lo meterían en la cárcel, al igual que al bandolero Sánchez Gordillo. Pero aquí hay muchos que siempre están dispuestos a ser comprensivos con determinados desmanes, según quien y en contra de qué los haga. 

sábado, 22 de septiembre de 2012

UNA POLÍTICA LIBERAL



Nadie como Esperanza Aguirre, de su nivel y relevancia, ha encarnado en los últimos años las ideas liberales en la vida política española. Siempre fiel a sus principios –llegó al Partido Popular  procedente de la Unión Liberal de Schwartz y el Partido Liberal de Segurado- Aguirre, a diferencia de otros compañeros de militancia, nunca se sintió acomplejada por pensar lo que piensa y defendió con orgullo y convencimiento la bandera del liberalismo, en un país en que este, a izquierda y derecha, está tan mal visto.
Esto no fue óbice sin embargo para que en sus políticas estuviese siempre presente el interés general y social. Como obras son amores, y no buenas razones, baste recordar que entre sus principales logros en sus nueve años al frente de la Comunidad de Madrid  se encuentran:

La puesta en marcha de 8 hospitales públicos (sí con gestión parcialmente privatizada, pero públicos).
La construcción de más de 100 kms de metro y un tren ligero (transporte público)
La implantación del bilingüismo en un total de 379 centros públicos (298 colegios y 81 institutos) y del Bachillerato de Excelencia en algunos institutos. Y esto compaginándolo no obstante con la potenciación de la libre elección de centro por parte de los padres.
Sin olvidarnos, claro está, de la mejor política social, que es la que propicia la creación de empleo, siendo la Comunidad de Madrid la única que ha creado empleo en el presente año. teniendo la mayor tasa de actividad del país y una de las tasas de paro más bajas, gracias a una economía más liberalizada y dinámica que en otras regiones,

Son sólo algunos ejemplos de por qué esta señora ponía de los nervios a los chicos de la izquierda al tiempo que mejoraba sus resultados elección tras elección. Si lo comparamos con lo que los socialistas han hecho en Andalucía en treinta años, es que no tiene color. Es decir, los defensores oficiales de las políticas sociales no le llegan ni al tobillo a quien repetidamente denostaron tachándola poco menos que de enemiga del pueblo (pueblo que sin embargo no tenía reparo en votarla mayoritariamente, una vez sí y otra también).
De lo cual se deduce que para estos señores políticas sociales son sólo y exclusivamente las que hacen ellos, por la simple razón de que las hacen ellos-fundamentalmente repartir subsidios y ayudas sin ton ni son, mejor si es  entre amiguetes-. Mientras que los demás no pueden hacer políticas sociales sencillamente porque no son socialistas ni comunistas. ¿Tiene compradores esta mercancía? Pues lamentablemente sí. Todavía hay en España, y sobre todo en Andalucía, mucha gente que piensa en estos términos. Por fortuna, otros muchos han sabido ver, gracias al ejemplo de Esperanza Aguirre, que la política liberal  no tiene por qué ser antisocial. Así nos va a cada uno. Madrid es a día de hoy la comunidad puntera de España, mientras que Andalucía, ya se sabe, es imparable (cuesta abajo y sin frenos). 

sábado, 15 de septiembre de 2012

LA IZQUIERDA REACCIONARIA


La semana pasada falleció el escritor Horacio Vázquez-Rial,  autor, entre otros muchos,  de un libro  de título tan rotundo  y atractivo como "La izquierda reacccionaria", en cuyas páginas se desmonta el mito de la izquierda ilustrada y se muestra cómo el socialismo es en verdad anti-ilustrado, reaccionario e irracional, con su acérrima defensa de la igualdad, como bien supremo, por encima incluso de la libertad.
Esto podrá parecer una blasfemia –me los imagino, rasgando sus vestiduras y retorciéndose como Drácula ante un crucifijo- para los pontífices del pensamiento único y políticamente correcto  que ahora se pretende imponer, por ejemplo, en las escuelas por parte de la Junta de Andalucía, que juega al totalitarismo, y se niega a asumir las correcciones introducidas por el Ministerio de Educación en la polémica asignatura de Educación para la Ciudadanía. Pero no faltan precisamente argumentos, como expone Vázquez-Rial, para mantenerlo.  Son múltiples los ejemplos en que podemos apreciar cómo la verdadera reacción está hoy en muchos de los planteamientos y actitudes izquierdistas (léase el esclarecedor artículo de Alfonso Lazo en El Mundo de 14/09/2012 sobre la nostalgia franquista de nuestros actuales sindicatos mayoritarios), que son los que realmente se oponen al progreso.
Hasta tal punto es así que parece que vamos a tener que resignarnos a que un día si y otro también nos encontremos con comportamientos tan reaccionarios como los  boicots de actos (como el de la apertura de curso en la Complutense) o las agresiones  a quienes siguen levantando la bandera de la libertad frente a sus planteamientos colectivistas (como el tupper-molotov contra Esperanza Aguirre), protagonizados por la fauna de siempre. Claro, como ellos son “la izquierda” pueden hacerlo. Tienen legitimidad moral para eso y más (asaltar supermercados). Los demás no.
No ven que los demás, los que no vamos por la vida de "defensores" de la humanidad doliente, lo que tenemos es vergüenza y más educación, y somos más tolerantes, y cultivamos mucho más esas virtudes cívicas que durante años han pretendido patrimonializar en exclusiva. Y aunque haya tantas cosas que no nos gusten en la situación que vive el país –ahora y en los últimos ocho años- no vamos por ahí haciendo el cafre.
Pero que no se confundan ni nos confundan: no por gritar más se tienen más razones ni más derechos. ¡Lástima que ya no estará Horacio para desenmascararlos!



jueves, 6 de septiembre de 2012

LA FIESTA DE ESPAÑA


Maqueta de la Plaza de Toros de Zafra (Badajoz)
Han coincidido las declaraciones del alcalde filoterrorista de San Sebastián posicionándose en contra de la Fiesta Nacional con mi viaje veraniego por tierras españolas. Andaba yo por ahí, ajeno a casi toda actualidad, y a pesar de ello me llegó el eco de esta polémica. Según parece, a este individuo no le gustan los toros, y por consiguiente, mostrando un talante nada democrático, está dispuesto a hacer que no les gusten a ninguno de sus vecinos, o al menos a actuar como si esto fuera así. Se basa para ello en una supuesta compasión hacia  los animales que paradójicamente no muestra hacia las personas; quizá sea porque entre sus partidarios haya más de los primeros que de las segundas, dicho sea sin ánimo de ofender…a los nobles animales.
Plaza de Toros de San Martín del Castañar (Salamanca).
La fiesta sin embargo está bien arraigada en nuestro país, ahora que incluso se ha producido la vuelta de la retransmisión de corridas en directo en TVE, recibida, como no, con las protestas de los “sensibles” nacionalistas catalanes. Allá donde he pasado –provincias de Badajoz, Cáceres o Salamanca- no he dejado de toparme con una figura omnipresente: el toro. Campos donde pastan las ganaderías bravas, carteles de festejos de todo tipo y nivel  con motivo de las fiestas patronales en cada pueblo, plazas para celebrarlos, bien sean de fábrica permanente o de efímero acondicionamiento para tal uso, costumbres diversas ligadas  al toro…
Cabezas de toros en una balconada de la plaza de Mogarraz (Salamanca)

Supongo que en todos esos sitios se jugará también al fútbol, al tenis o al baloncesto; incluso habrá cine y teatro, y otros espectáculos. Pero de lo que no me cabe ninguna duda, porque es imposible no enterarse, es de que hay toros. Lo mismo se puede decir de otros muchos  rincones de nuestra geografía. Valga como muestra el simpático “encierro infantil” con que coincidí en la bonita localidad salmantina de La Alberca. 


Los niños juegan al toro con la mayor naturalidad del mundo, porque es un elemento integrado en su cultura. No por eso son ni más ni menos violentos que lo que los hacen otros espectáculos de mucho menos enjundia y trasfondo cultural que acostumbran a ver continuamente en televisión o en internet. Y citan, y recortan, y quiebran…e incluso hay quien se ve forzado a coger el olivo, aunque se trate en este caso de inofensivos toros de carreta con puntas bien emboladas. 

Es normal que quienes odian a España odien también esta seña de identidad, que, mal que les pese, es tan suya como de todos los españoles. Por eso, frente a los intolerantes en todos los sentidos y de todo pelaje yo digo ¡viva la Fiesta! ¡viva España!.