lunes, 30 de julio de 2012

LO PÚBLICO


¡Abracadabra! Cuando todo parecía perdido, unas palabras suyas bastaron para que todo se calmase como por encanto. Mario Draghi ¿economista? No, prestidigitador. Casi taumaturgo. Fue abrir la boca, decir la fórmula mágica, y la prima de riesgo, esa tía gorda, con aspecto de vikinga, vello facial, mal aliento y selva capilar en los sobacos, comenzó a retroceder, a batirse en retirada, a huir despavorida ante el simple anuncio del bombero bancario. No hizo falta siquiera que sacara la manguera, bastó con decir que estaba dispuesto a hacerlo si era necesario, no por nosotros, no nos equivoquemos, sino  para defender el euro.
Eso es poder, y lo demás es tontería. Claro que para que D. Tancredo se mueva en España ha habido que hacer antes varias cosas desagradables, y sólo después de comprobar que no era suficiente se ha visto que también hacía falta la intervención del BCE. Pero esto es sólo un parche, si se quiere una anestesia, que alivia el dolor y hace soportar el sacrifico con algo más de confianza en su utilidad. Resulta realmente desalentador que una parte de los recursos que se detraen con las drásticas medidas del gobierno, haya que destinarlos a pagar los intereses de una deuda descontrolada.
También sirve para ganar tiempo. Pero que nadie se engañe: ni el fantasma del rescate se ha desvanecido ni podemos cejar en el esfuerzo. Si hacemos esto último  caeremos en el error de atacar sólo los síntomas, y no la enfermedad de nuestra economía, y eso ni nos conviene ni nos van a dejar hacerlo.
Claro que no todos están por la labor. Doña Elena Valenciano, vicesecretaria general del PSOE,  ha denunciado lo que a su juicio es una cruzada del PP contra "lo público". ¡Ojalá fuera así! Porque hasta ahora todo el peso del ajuste ha caído sobre los privados, a quienes nos han subido los impuestos y reducido las prestaciones estatales. Pero el aparato del estado sigue prácticamente intacto: ahí están los organismos duplicados o inútiles, las empresas públicas deficitarias, los miles de colocados a dedo, el desmadre de las autonomías, las subvenciones arbitrarias a troche y moche… Sí, lo público es lo que nos chupa la sangre con impuestos sin cuento y sin techo. Lo público es lo que ampara a los parásitos que no tendrían cobijo en otro sitio. Lo público es lo que consume recursos sin límite, al no estar sometido al sano y estilizador régimen de la competencia. Lo público es lo que procura prebendas y privilegios a la casta política a la que tan bien representa la señora Valenciano. Lo público es lo que cercena en muchos casos nuestra libertad de elegir. Lo público es lo que más nos acerca a la servidumbre, a la dependencia del capricho político.
¡Claro que hay que reducir lo público! Tanto como sea posible para ajustar el estado a las necesidades de la sociedad y no al revés. El problema es que se están recortando los servicios y prestaciones al ciudadano antes que la en muchos casos cochambrosa y destartalada maquinaria que los dispensa. Esto es lo que la gente no traga. Ya me gustaría que el PP esté realmente por la labor de ir a la raíz del asunto, lo que dudo, y no sólo podar las ramas, como hasta ahora. Sería el mejor servicio que podría hacer a un país que desde los tiempos de Franco se ha acostumbrado demasiado al predominio del poder político sobre la sociedad civil. Aunque sea por necesidad y forzado por las circunstancias, el PP podría hacer bueno aquél dicho de que “crisis es cambio y oportunidad”. Cambio respecto a tabúes intocables de lo políticamente correcto con los que nos hemos acostumbrado a convivir. Oportunidad de que surja una sociedad más libre de la voracidad insaciable del aparato estatal y del dominio implacable de los políticos profesionales como la señora Valenciano. Ojalá lo haga el PP, porque ya sabemos que con el PSOE no podemos contar.

sábado, 21 de julio de 2012

UN VIAJECITO A PORTUGAL


Menuda tarde la de ayer, observando en tiempo real a través de la pantalla de este aparato en el que ahora escribo -que lo mismo me permite contemplar una ópera desde Glyndebourne,  que un espectacular salto al vacío y sin red de cualquier valor del desbocado IBEX-,  cómo se hundía la bolsa y cómo ascendía la prima de riesgo hasta niveles históricos y que probablemente marquen el punto de no retorno que los más agoreros llevan meses vaticinando.
Lo único que puede aún  darnos algún aliento es que nada parece ser  predecible. Pasó la videoconferencia aquella tan trascendental del Eurogrupo para lo del rescate a la banca, se consiguió un acuerdo, y de poco ha servido para calmar a la fiera. Pasaron las elecciones griegas, y cuando parecía que todo iría a mejor, porque el resultado fue el menos malo,  no fue. Pasó la última cumbre europea en la que Italia y España parecían haber conseguido lo que querían…y aquí seguimos (la evolución de la prima de riesgo de Italia fue ayer en paralelo con la nuestra). A lo mejor ahora que parece que ya nada nos salvará, los mercados van y se dan la vuelta.
Esta quimera no obstante parece difícil. Sólo la manguera del BCE podría apagar este fuego, y no parece que haya intención. Porque a lo largo de la semana se dieron una serie de circunstancias que explican muy bien el desenlace final.
Primero fue el Ministro Montoro, quien en sede parlamentaria reconoció sin tapujos que no hay dinero ni para  el pago de las nóminas . Esto, que está bien desde el punto de vista de la trasparencia y de plantear las cosas tal  como son y sin tapujos, tiene la contrapartida de que también llega a oídos de los acreedores, que se ponen más nerviosos aún ante la perspectiva de no poder recobrar su dinero. Además suscitaba la queja de la pijoprogre Ana Belén, musa del clan de la ceja, quien denunciaba amargamente en la prensa de que se había metido mucho miedo  a la gente. Tiene razón Anita. Con ZP vivíamos mejor. En la inopia, pero mejor. No nos daban estos sustos. Se practicaba más, pese al laicismo reinante,  eso tan caritativo de la mentira piadosa.
Luego vino el problema autonómico, con el caradura de Arturo Más invitando a la rebelión de las regiones ante el gobierno central, cuando hace dos días andaba pidiéndole dinero porque no le llega. Por mucha cohesión que se quiera aparentar en las reuniones del Consejo de Política Fiscal y Financiera, en el que a todo el mundo al final  se le perdona la vida por aquello de vamos a llevarnos bien, luego salen los tipos como este echando órdagos al gobierno, y los acreedores vuelven a constatar que España, hoy por hoy, tiene muy difícil controlar el cáncer de las autonomías que la están devorando, con toda una casta de políticos profesionales de todos los colores que han encontrado en ellas un tan acomodado medio de vida.
Para terminar, los sindicatos ponen también su granito de arena para que cada vez nos parezcamos más a Grecia, y se echan a la calle con el impúdico lema de "Quieren arruinar el país. Hay que impedirlo". Una versión más de la conocida historia de  los pirómanos metidos a bomberos. No, miren ustedes, tengan un mínimo de decencia. El gobierno de Rajoy será capaz  o no de sacarnos de la ruina. Pero los que nos llevaron a esa ruina fueron los políticos a los que ustedes apoyaron sin rechistar, y de los que por tanto son ustedes cómplices e incluso cooperadores necesarios. Sólo con la desvergüenza  habitual de que suelen hacer gala estos caballeretes peden formularse determinados planteamientos.
El resultado final, traca fallera valenciana incluida, es que estamos al borde del rescate-rescate. El rescatón, y no el rescatito que se nos había prometido, y que por cierto, cómo son las cosas, fue precisamente también aprobado ayer. Los hombres de negro están haciendo las maletas y yo, para aliviar el estrés que me produce el desconocer con exactitud  cómo será eso, me propongo en estos próximos días del verano darme una vueltecita por Portugal, cortita para no pagar peaje, a ver allí cómo lo llevan. Porque supongo que la gente seguirá viviendo. Tampoco es que se acabe el mundo. Digo, yo. No vamos a desesperarnos por esto.

sábado, 14 de julio de 2012

CARMEN LA CABARETERA


Aunque parezca mentira, esta es Carmen cantando la famosa habanera.
Desde el sofá del salón de mi casa –el mejor palco que existe- asistí la noche del sábado pasado, a través de ARTE LIVE WEB a la representación de Carmen en la Opera Nacional de Lyon. Afortunadamente los franceses se ocupan de nuestros mitos locales, porque lo que es aquí no catamos la universal creación de Bizet desde la ya lejana y no menos mítica fecha del 92.
En esta ocasión el montaje se anunciaba, ya desde el inicio, rompedor. “Olivier Py réinvente Carmen”, proclamaba la promoción publicitaria. La puesta en escena de Py desubica la acción, centrándola en una sala de cabaret (Paradis Perdu) situada entre una comisaría de la gendarmería francesa (que pone el elemento militar del asunto) y un hotel de mala nota, y a cuya espalda - a la que tenemos acceso gracias al incesante girar del cubo en el que alternativamente se muestran la entrada del cabaret, su escenario y los camerinos- se encuentra la famosa taberna de Lillas Pastia, convertida en moderno bar de alterne.
Con tal planteamiento escénico, Carmen aparece, como estrella del music hall,  de la guisa tan descocada que puede observarse en las imágenes.  Profusión de pechos desnudos (los de la protagonista son simulados, hasta ahí no llegamos), personajes travestidos (el Dancaire y el Remendado) y algunos otros detalles completan la escenografía subidita de tono, aunque sin  detalles  de mal gusto como en el reciente Julio Cesar de Salzburgo.
Musicalmente la cosa estuvo nada más que correcta, que en estos casos equivale a decir que dejó que desear. J. María Lo Monaco hace un gran esfuerzo interpretativo, lo que quizá le impide un mayor esmero en lo canoro. El coreano Yonghoon Lee tiene una buena voz pero un tanto opaca, lo que le resta belleza a su canto. En cuanto a Escamillo (Giorgio Caoduro)  pasa sin pena ni gloria probablemente víctima en parte de los caprichos del regista. Sólo Nathalie Manfrino ofreció una Micaela reseñable, criatura angelical en un mundo de perdición, que sin embargo acaba suicidándose desesperada. En el foso Stefano Montanari hizo una lectura aseada, siendo la primera vez que veo a un director realizar su labor en camiseta.
Hay quien dice que las cigarreras trabajaban semidesnudas para mejor llevar  el calor. ¡Pero no sería así!
La propuesta me resultó en principio interesante e ingeniosa, pero a medida que avanza, el drama va resintiéndose cada vez más por su falta de fidelidad al libreto. Especialmente lo sufre el personaje de Escamillo, que queda totalmente desdibujado ¿puede haber una Carmen sin un torero? ¿A qué si no la famosa aria del “toréador”?. A la postre uno se da cuenta que la dirección escénica no realza ni la música ni el drama, que es lo que debe importar,  sino al revés. Distrae de la primera y empobrece el segundo, con lo que el experimento en términos globales resulta, a mi modo de ver, fallido.
Entre Carmen la cigarrera y la Carmen cabaretera, a pesar de los indudables encantos de la segunda, me quedo con la original, aún a riesgo de ser tachado de  rancio y fundamentalista sevillano. En medios franceses he leído críticas despiadadas hacia su compatriota Py. Pero yo iría a más: debería el alcalde Zoido, que tan crecido volvió de la famosa reunión de San Petersburgo, presentar una queja formal ante la UNESCO por esta tergiversación y adulteración intolerable de nuestro patrimonio inmaterial (es broma).
Por cierto, que el evento fue exhibido en directo en pantallas gigantes al aire libre en varias localidades de la región de Rhône-Alpes, con una asistencia de unos veinticinco mil espectadores. ¿Para cuando algo parecido en Sevilla? ¿no habrá por ahí algún patrocinador dispuesto? (esto no es broma).

sábado, 7 de julio de 2012

COMISIÓN ERE: FRAUDE SOBRE FRAUDE


El de los ERE es un fraude masivo, inmenso, descomunal, en el que las arcas de los dineros públicos han sido saqueadas por los dirigentes de la Junta de Andalucía con el objetivo de  mantener la paz social, favoreciendo de paso a los amiguetes, que es  uno de los ingredientes básicos –otro es el de la manipulación desinformativa permanente de los medios de comunicación afines-  de su pócima mágica para conseguir el mantenimiento eterno en el poder.
La imagen de la felicidad infinita que proporciona el régimen socialista andaluz –Andalucía imparable, la cuadragésima modernización, etc- no podía verse perturbada por la ruidosa algarabía que habitualmente generan los conflictos laborales asociados a los procesos de restructuración de plantillas de empresas en crisis. Allí donde una situación de conflicto laboral podía estropear esa imagen, aparecían los mediadores y conseguidotes para, prescindiendo de cualquier procedimiento de publicidad y concurrencia en el otorgamiento de ayudas, favorecer a los agraciados de forma arbitraria con la manguera del dinero del poder. Lógicamente a cambio de sustanciosas comisiones cuyo destino final está aún por descubrir.
Nótese que si al tendero de la esquina le iban mal las cosas y tenía que despedir a alguien, debía  arreglárselas por su cuenta, porque ese tipo de problemas no producen ruido. Para este no había ayudas. Estas sólo eran proporcionadas a empresas medianas y grandes, que son las que tramitan ERE,  dado el número de trabajadores afectados. 
El volumen del asunto y la extensión de la corrupta práctica en el tiempo son tan grandes que nadie con sentido común puede dudar de la implicación –por acción o por omisión-  de los más altos cargos de la Junta en el asunto, de la cual vamos conociendo sólo gracias a la ímproba y casi heroica labor de una sola persona como la juez Mercedes Alaya, a pesar de  la constante  resistencia y ocultación de la administración.
Llegados a este punto no sé muy bien qué sentido tiene ya que el Parlamento de Andalucía investigue las responsabilidades políticas del  fraude. En parte creo que estas han sido ya dilucidadas. La mayoría de los andaluces han preferido continuar conviviendo con este sistema de corrupción antes que dar una oportunidad a un señorito de la derecha. Es lo que hay. Aquí ya lo único que valen son las responsabilidades penales. A lo mejor llega el día en que haya que celebrar un Consejo de Gobierno en la cárcel, y aún así Griñán seguirá diciendo que el no tiene nada que ver con el tema. Y lo que es peor: serán muchos los que sigan sin ver esa viga, siempre ocupados en buscar la paja en la alternativa.
Por eso me parece que la recién creada comisión de investigación es perfectamente prescindible. Y sobre todo sería perfectamente evitable la doble tomadura de pelo que supondrá el fraude de la comisión sobre el fraude de los ERE. Esta comisión para lo único que servirá es para que IU lave ante su militancia sus vergüenzas por apoyar a los responsables de la corrupción a la que antes tanto, y tan de boquilla, combatió. ¿O es que alguien piensa que una investigación dirigida por PSOE e IU, tan responsable el uno como cómplice la otra desde que comparte tareas de gobierno, va a arrojar algún tipo de luz al respecto?  Por si acaso los investigadores-investigados ya se han asegurado que su trabajo tenga la menor repercusión posible, no vaya a ser que haya sorpresas: un par de semanitas en pleno verano, reparto equitativo de comparecientes –a ver si conseguimos que parezca que al final el responsable del fraude es el PP- faenita de aliño con el personal pensando más en las vacaciones que en otra cosa, y si hubo algo,  pelillos a la mar. Cubierto el expediente,  cumplido el trámite a que obligaban algunas molestas promesas electorales,  a seguir disfrutando del idilio “progresista” que tan buenos réditos les reporta a ambas formaciones. Encima, a poco que se les de bien, incluso sacarán pecho y e intentarán  dar lecciones.
Tan previsible todo, tan aburrido, que dudo incluso que haya merecido la pena haber escrito sobre ello.